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CRITICA
Por: PACO CASADO
A pesar de haber transcurrido treinta años desde su producción, la distribuidora Vértigo, ha decidido recuperar de nuevo esta película, una de las primeras realizadas por Hayao Miyazaki, de quien habíamos disfrutado con 'Porco Rosso' (1992), 'La princesa Mononoke' (1997), 'El viaje de Chihiro' (2001), 'El castillo ambulante' (2004), 'Ponyo en el acantilado' (2008) y 'El viento se levanta' (2013) de la que por sus imágenes parece que no han pasado los años.
Transcurre en los años 50, en el Japón rural de la posguerra. Satsuki y Mei son dos niñas pequeñas, que mientras que su madre está gravemente enferma internada en el hospital de la comarca, ellas se van a vivir al campo, en una gran casa, algo vieja, junto a su padre, el profesor Kusakabe de la Universidad que trabaja en su laboratorio.
Al entrar por primera vez en la casa, las niñas ven unos pequeños seres que huyen rápidamente, son los duendes del polvo, como les aclara su vieja vecina Granny, que les ayuda a instalarse y a limpiarla.
Con un poco de miedo y cierto atrevimiento propio de la inconsciencia de la inocencia infantil, en la arboleda próxima Mei descubre que hay unos seres extraordinarios, los espíritus del bosque, y allí hace amistad con Totoro, una especie de conejo gigante, mezcla de mapache y gato, que únicamente es visible por las personas de corazón puro, como ellas, y al que recurren en los momentos de más apuro, como cuando un día Mei desaparece, porque desea ir a ver a su madre al hospital para llevarle una gran mazorca de maíz, y Satsuki necesita de su ayuda para encontrar a su hermana pequeña.
Con Totoro es posible la fantasía de volar por el aire o de viajar en el gatobus que le lleva a ver a su mamá.
En este film se pueden apreciar todas las características del cine de Hayao Miyazaki que pondría de relieve en los títulos posteriores, anteriormente citados, así como sus temas preferidos, como son los valores familiares, la imaginación, la solidaridad de niños y mayores, la infancia (todas sus cintas están protagonizadas por niños), la fantasía, la naturaleza, etc. Siempre están realizadas con el dibujo tradicional, con paisajes ilustrados con una luminosa paleta llena de colorido y dando rienda suelta a un universo de fábula que crea en cada escena, pero sin separarse de la realidad que rodea a sus personajes, entre los que crea momentos sublimes de gran emotividad, tristes pero hermosos a un tiempo, que hace que Miyazaki sea uno de los grandes creadores de animación de todas las épocas.
El mundo fantástico de esta historia está protagonizada por unos simpáticos seres que salvaguardan el bosque con poderes mágicos, entre los que se encuentra Totoro que tiene la apariencia de la que no sabemos su procedencia o que clase de animal es.
Película plagada de nobles sentimientos, con personas encantadoras, buenas y serviciales, como protagonistas de un relato que va dirigido especialmente a los espectadores infantiles, pero que gusta igualmente a los adultos por todas sus virtudes y hallazgos cinematográficos en la expresividad de los personajes y en el montaje de sus imágenes.
Miyazaki es el director de cine japonés más famoso de los últimos tiempos que con sus maravillosa obras se ha ganado el respeto y reconocimiento de la crítica mundial.
Un estupendo cuento infantil de animación japonés que toca el corazón del espectador, que comunica el mundo de los niños con el de los adultos, sin olvidar la magia y la naturaleza como una constante en su cine, al tiempo que expresa la alegría de vivir y el despertar de los sentidos.
Premio especial en los Blue Ribbon. Premios Kinema Junpo y Readers' Choise al mejor film. Premio Mainichi Film Concours a la mejor cinta y Premio Ofuji Noburo a Hayao Miyazaki.
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