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CRITICA
Por: PACO CASADO
Lucía es una madre soltera que intenta encontrar el equilibrio adecuado entre la vida con su hija Rosa, una adolescente a la que tiene que sacar adelante, un romance complicado con Arturo, con el que acaba de romper, y su carrera en la que trabaja como topógrafa.
Su futuro peligra cuando se da cuenta de que un ambicioso proyecto del ayuntamiento es un peligro ecológico debido a la inexactitud de los mapas que están usando, tras lo cual además se esconde claramente un delito de corrupción política, con la construcción de un complejo residencial titulado Las olas, de una sociedad en la que manda el dinero, en lo que no desea estar implicada como le dicta su honradez profesional, por lo cual alerta al turbio concejal de turno responsable del mismo, que le pide que corrija los defectos más pequeños, o lo que es lo mismo, que haga la vista gorda y firme los planos.
Estamos en una sociedad en la que abunda la especulación inmobiliaria y Lucía está desolada por su decisión de quedarse callada por temor a perder su trabajo.
Una misteriosa mujer extranjera, que empieza a parecer en su vida, a la que confunde con una refugiada o una mendiga, tratará de convencerla de que haga frente a sus superiores y recomiende que en lugar de la edificación que quieren llevar a cabo, construyan allí una iglesia, como la única solución para el problemático lugar de las obras.
La fe en los milagros de Lucía, en los que creía cuando era pequeña, será puesta a prueba, ya que de mayor se ha vuelto agnóstica.
La mujer que se le aparece termina por confesarle que es la Madre de Dios y aunque ella trata de ocultarlo, cuando se corre la voz, muy a su pesar, cree volverse loca o que como tal la consideren.
Así su protagonista se debate entre las presiones de la vida cotidiana y el sentido común.
En este aspecto se introduce un elemento religioso que en algunos momentos no está tomado muy en serio y desconcierta.
Es una comedia con un humor excéntrico que surge de la confrontación y la supervivencia en un mundo implacable.
Una cinta sobre la capacidad de seguir creyendo cuando se llega a ser adulto a pesar del paso del tiempo y dejar de ser niños.
Alba Rohrwacher, que es la hermana de la directora de 'Lazzaro feliz' (2018) Alicia Rohrwacher, aquí es Lucía, cuyo aspecto es el de una mujer bastante inocente y honrada que se ve metida en este lío de la noche a la mañana, cuando además acaba de romper con su actual pareja, que trabaja en las obras que se llevan a cabo.
Es una historia entretenida con una representación de la Virgen un tanto peculiar en cuanto a su relación con Lucía cuyo trato no es el que estamos acostumbrados, llegando en algunos momentos a ser incluso cómico.
A pesar de llevar Gianni Zanasi seis largometrajes como director, únicamente se ha visto en España 'Mejor no pensar' (2007), que fue muy premiado, siendo 'La gracia de Lucía' (2018) el segundo que tenemos ocasión de ver en las salas comerciales de nuestro país, ya que el cine italiano no llega a las mismas con la asiduidad que lo hacía en otros tiempos.
Zanasi lleva el relato con cierta ironía, aunque como es ya demasiado frecuente no acaba de cerrarlo dejando el surrealista final un tanto abierto.
Premiada en el Festival de cine de Cannes en la Quincena de realizadores donde se hizo con el Label Europa Cinemas a Gianni Zanasi.
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