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CRITICA
Por: PACO CASADO
Aventuras en la selva, melodrama triangular y profundo estudio de caracteres, son los temas que dominan esta famosa película de John Ford en torno a Victor Marswell, un apuesto cazador, de los más prestigiados del Congo, que dirige una gran empresa en Kenia que surte de animales salvajes a los más famosos zoos del mundo, va a recibir, en su retiro africano, una visita por partida doble.
Primero aparece la señorita Kelly, una famosa aventurera apodada Osito de miel, que ha sido invitada a un safari.
Tras ella aparecerá un aristocrático matrimonio inglés, Donald y Linda Norli, antropólogos, que pretenden que Victor les guíe al país de los gorilas, empresa casi suicida, pero que insospechadamente, el gran cazador está dispuesto a afrontar.
Victor flirtea con las dos mujeres, Eloise Y. Kelly una persona libre e independiente, vieja amiga, indómita y llena de coraje, y la otra más modosita y casada, durante un safari en el corazón de África.
La señora Linda Nordley llega a la jungla africana junto a Donald, su marido, un joven antropólogo que pretende hacer un documental de un safari de documentación sobre gorilas que, a pesar de su recatado carácter, no puede evitar enamorarse del guía, ya que no lo está de su esposo.
Es la segunda versión cinematográfica de un antiguo film, Tierra de pasión realizado en 1932 por Victor Fleming, y protagonizado por Clark Gable, Jean Harlow y Mary Astor, que el director John Ford decía que no había visto nunca.
El éxito de una cinta de aventuras como Las minas del rey Salomón (1950) hizo que la M.G.M. quisiera hacer otra producción de aventuras en África, extraída de la obra teatral de Wilson Collinson, de la que nada queda al cambiar el escenario por la selva virgen.
Por segunda vez en la historia de la Metro, después de Las minas del rey Salomón (1950), se hizo una película sin música, usando únicamente los ruidos de la jungla y los ritmos de los nativos.
El maestro John Ford, que ya había conseguido cuatro Oscars por clásicos como El delator (1935), Las uvas de la ira (1940), Qué verde era mi valle! (1941) y El hombre tranquilo (1952), hizo una comedia con un enclave distinto, con una bella fotografía de rojizos cielos de atardeceres a contraluz.
Quien vea en 'Mogambo' (1953) un documental de fieras salvajes en libertad, equivoca el camino totalmente, ya que a John Ford le sirve para desmentir su misoginia y darle su sitio a las mujeres, como antes lo hizo en La diligencia (1939), la madre de Qué verde era mi valle! (1941), la Dallas de Pasión de los fuertes (1946), la indomable pelirroja de El hombre tranquilo (1952) o las señoras que esperan a los soldados que vuelvan del campo de batalla en Fort Apache (1948).
Como curiosidad, en España los censores, al considerar escandaloso el tema del adulterio, cambiaron los diálogos, transformando a los amantes en hermanos, lo que era mucho más escabroso, convirtiendo la situación en un vergonzoso incesto.
John Ford nos regala un festival de la hermosa Ava Gardner, que está realmente encantadora, con todo un mundo y una forma de ver la vida.
Rabiosilla, indomable, sumisa, coqueta, generosa, humilde, elegante, en contraste con Grace Kelly, que ganó el Globo de oro.
Ambas actrices fueron nominadas al Oscar. Premio National Board of Review.
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