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CRITICA
Por: PACO CASADO
Con un film duro y amargo el director inglés Andrew Victor McLaglen cambió su estilo de westerns clásicos como El gran McLintock (1963), El valle de la violencia (1965), y se pasó a la corriente que presenta a los delincuentes y a los defensores de la ley en una posición ambigua.
Emparentada con Bonnie and Clyde (1967) o French Connection (1971), va incluso más lejos, dándonos al personaje más negativo en la figura de un capitán de policía, como oficial de una cárcel.
En los años 30, tres prisioneros que acaban de ser liberados, son conducidos a la estación de tren por el guardián de la prisión.
Los exconvictos quieren montar un negocio con los 25.000 dólares que cada uno ha ganado trabajando durante 40 años entre rejas, pero descubren que el guardián y un banquero corrupto planean quedarse con el dinero.
Una película que está a mitad de camino entre el drama y el western, que parte de la novela 'Fools' Parade', de David Grubb, el mismo autor de la de La noche del cazador.
La cinta tiene un tono cínico, con un banquero corrompido, un policía criminal, una prostituta patriota y unos personajes lejos de la sencillez de otras de McLaglen.
Lástima de un final feliz acomodaticio y poco acorde con el resto, y de la torpeza del director al narrar, con una falta de climax y una indecisión que rebaja el tono.
Resulta un intento valioso pero no obtiene un resultado completo.
Teniendo en cuenta el tono crepuscular de la historia McLaglen contó con un veterano James Stewart, que hace un buen trabajo, de la fabulosa Anne Baxter en un corto papel y de un jovencito Kurt Russell que con veinte años tenía aquí su primer papel con cierta entidad.
Eficaces resultan los secundarios George Kennedy y Strother Martin.
Colorido apagado y funcional y una música que pasa desapercibida, completan el panorama de este aceptable film.
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