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CRITICA
Por: PACO CASADO
Al cine español le ha dado últimamente por hacer nuevas versiones de producciones que ya tuvieron éxito en su país, caso de la película italiana Perfectos desconocidos (2017), que fue muy bien en la taquilla o en esta ocasión la francesa Ah! Si j'etais riche (2002), de Gérard Bitton y Michel Munz, que se exhibió en España con el título de 'Si yo fuera rico' (2002), el mismo que ha adoptado ahora la versión española, algo no confesado en la ficha técnica, lo que denota que faltan ideas nuevas o que es más cómodo y seguro apuntarse a lo seguro.
Santi es un pobre hombre, que no tiene trabajo, casado con Maite, pero con la que está en trámite de divorcio.
Tras una simple discusión delante de un quiosco, Santi adquiere un boleto de la Bonoloto y la fortuna le sonríe tocándole el bote compuesto por 25 millones de euros, y así sus dificultades económicas desaparecen de la noche a la mañana al convertirse en multimillonario.
Todo sería estupendo si no fuera por un pequeño detalle.
Aconsejado por Damián, el director el banco, decide no decir nada a nadie, porque entre otras cosas tendría que darle la mitad a su esposa, debido a los bienes gananciales a los que tiene derecho mientras esté casado con él, con lo cual le conviene que no se entere hasta que el divorcio sea definitivo.
El problema será si es capaz de ocultarlo tanto tiempo en una ciudad como es la asturiana Gijón.
Otro tanto hace con sus amigos con los que simula que sigue siendo pobre, mientras que se da una vida de lujo como corresponde al dinero que posee, aunque para ello tenga que ocultarlo a su esposa, su suegro y todas las personas de su entorno.
Entre tanto su mujer mantiene relaciones con Mario, el dueño de un gran supermercado en el que ella trabaja como secretaria de dirección, obteniendo que Santi entre a trabajar en el mismo como reponedor de estanterías de los productos del establecimiento.
La comicidad de esta entretenida comedia surge del contraste entre ser pobre y ser rico, en el disimulo para con los demás ocultando la fortuna que posee, de las meteduras de pata por no estar acostumbrado a ciertos lujos y ambientes o bien ocultándose de sus amistades, conocidos o familiares.
El guion, que va de más a menos, combina enredos, amistad y romance y a lo largo de la historia se deslizan algunas escenas y chistes algo groseros con tal de hacer reír que le quitan cierta elegancia.
La dirección corre a cargo del madrileño Álvaro Fernández Armero, que debutó en el largometraje con Todo es mentira (1994), a la que siguieron cada dos años un nuevo título Brujas (1996), Nada en la nevera (1998), El arte de morir (2000), a partir de aquí los films se distancian algo más, El juego de la verdad (2004), Salir pitando (2007) y después se le pierde la pista para el cine dedicado plenamente a las series de televisión, intercalando en medio Las ovejas no pierden el tren (2014) y reaparece ahora con 'Si yo fuera rico' (2019) logrando la que quizás sea su comedia más divertida, aunque se trate de un simple remake como queda dicho anteriormente.
El peso de la interpretación recae fundamentalmente en la pareja que forman Álex García y Alexandra Jiménez, ella está espléndida como siempre, mientras que él cumple bien con su cometido y entre los secundarios encontramos las breves intervenciones de la pareja de veteranos Antonio Resines e Isabel de Ordaz, en el papel de los padres de ella.
La banda sonora está adornada con el tema Si yo fuera rico además de canciones como We are the champions o Born to be wild.
La cinta, al igual que su protagonista, se ha convertido en millonaria en el primer fin de semana con más de dos millones de euros en taquilla.
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