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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los temas universales de este gran clásico de la literatura americana como la relación del ser humano con la naturaleza, la pérdida de un ser querido, el desarraigo o la búsqueda de sí mismo, permanecen en la base principal de esta nueva adaptación de la célebre novela de Jack London (1876-1916), La llamada de la selva, publicada en 1903, ambientada en 1890 durante la época de la fiebre norteamericana del oro, que narra la historia de John Thorton, un explorador, y Buck un perro doméstico muy querido, con un gran corazón, mezcla de San Bernardo y Collie escocés que tras vivir en la gran mansión del juez Miller, sin preocupaciones, con una apacible existencia, haciendo mil y una travesuras, su vida se ve alterada, cuando de repente lo arrancan de su hogar en California, tras descubrirse un gran yacimiento de oro en las tierras del Yukón canadiense.
En esos momentos es capturado ante la gran demanda de perros para tirar de los trineos y convertido así en uno más de la jauría, y será vendido a comerciantes que no tendrán ningún tipo de compasión con él, en maltratarlo si es necesario si no obedece las órdenes, en un mundo dominado por la codicia y la violencia de sus primeros amos.
Afortunadamente termina cayendo en las manos de Perrault, el hombre que es encargado de llevar el correo a los buscadores de oro en las frías tierras de Alaska donde éstos tratan de sobrevivir a las heladas temperaturas.
Buck es el novato recién llegado a la tarea de arrastrar el trineo con los otros perros, pero pronto se convertirá en el líder de todos ellos.
Una vez terminada esa tarea, debido a la llegada del telégrafo, Buck encontrará allí a John Thornton, su mejor amigo, un anciano viudo y solitario, que llora la pérdida de su hijo, inmerso en sus atormentados recuerdos personales bañados en alcohol, entre los buscadores de oro, aunque él no se dedica a ello, sino a explorar nuevas tierras, hasta entonces desconocidas, en una fantástica aventura.
El relato de Buck comienza en Santa Clara, California, y desde allí inicia una serie de aventuras que cambiarán su vida y la de todos los que le rodean o se van cruzando en su camino.
Cuando John Thorton salva a Buck de morir se entabla entre ambos una gran amistad y vivirá con él la mayor aventura de su vida y encontrará por fin su lugar en el mundo convirtiéndose en su propio maestro ya en libertad con su manada.
Este popular clásico de la literatura, que ha sido varias veces llevado al cine entre otras en 'La llamada de la selva' (1935) de William A. Wellman protagonizado por Clark Gable y Loretta Young, 'La selva blanca' (1972), de Ken Annakin, con Charlton Heston y Michelle Mercier y 'Llamada salvaje' (1997), de Peter Svatek, para televisión, con Richard Dreyfuss y Rutger Hauer, aunque fue estrenada en España en los cines, se lleva a la pantalla con una enorme autenticidad con leves variaciones del texto literario.
En esta nueva versión se trata de una mezcla de acción real y animación que utiliza efectos visuales y la tecnología de última generación para que los animales sean personajes capaces de transmitir emociones auténticas, que resultan con expresiones más propias de los seres humanos, en una película muy familiar que podía haber resultado algo mejor, pero se deja ver muy bien.
Este es el cuarto film que dirige Chris Sanders y primero con personajes reales, tras los de animación Lilo y Stitch (2002), Los Croods (2013) y Cómo entrenar a tu dragón 3 (2019), con la que Harrison Ford vuelve al cine de aventuras, compartiendo el metraje con el actor de color Omar Sy y ambos con el perro Buck que es el principal protagonista de este relato.
La música de John Powell se ajusta bien tanto a las escenas de acción como a la más íntimas.
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