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CRITICA
Por: PACO CASADO
A lo largo de nuestra vida hemos visto multitud de películas, entre ellas también bastantes documentales y de todos ellos uno se lleva la palma.
No recordamos en estos momentos su título, pero sí que lo vimos en el ya desaparecido Festival de Benalmádena que consistía en varias horas una cámara fija enfocando un edificio de noche en el que se encendía o apagaban algunas luces de las viviendas.
Supongo que nadie aguantaría a ver todo el metraje ya que era de lo más aburrido y absurdo que habíamos visto nunca.
Con 'Gunda' (2020), filmado en un estupendo blanco y negro, hay que echarle paciencia, no llega a ser tan aburrido como aquel, pero en algo se le asemeja.
Se supone que la acción, si es que la hay, se desarrolla en una granja.
¡OJO, SPOILER!
Durante los 19 primeros minutos podemos contemplar a Gunda, una cerda de gran tamaño, asomada a la puerta de su establo; recientemente ha tenido una camada de una docena de cerditos y todos se pelean por poder mamar.
En el minuto 20 unas cuantas gallinas salen de su gallinero y buscan comida en el campo.
En el minuto 34, Gunda sale con la manada al exterior y mientras ellos juegan y corretean la madre come hasta que se echa y todos vuelven a mamar.
En el minuto 50 algo más de una docena de vacas y toros salen a pastar, asediadas por las moscas, hasta que empieza a llover y vuelven.
Minuto 61 Gunda está de nuevo en su establo y los lechones han crecido, pero siguen peleándose por mamar.
FIN SPOILER
En todo el metraje Gunda nos da una gran lección de amor por sus retoños a los que no descuida en ningún momento.
En los minutos finales, una maquinaria agrícola, con un remolque, se lleva a los cochinillos, mientras la madre los echa de menos y posiblemente muestre sentimientos como los de cualquier ser humano ante la ausencia o pérdida de sus hijos.
Hemos preferido contarles los momentos en los que hay un cierto movimiento o variedad en la imagen en la que abundan los primeros planos, los planos detalles y una cámara que se mueve lentamente para que la imagen a plano fija no se haga muy monótona, pero es que en todo el metraje no pasa nada digno de reseñar, más que lo que hemos apuntado antes.
Debe estar rodado en distintos tiempos ya que de un plano a otro los lechones han crecido y casi no se ha notado.
De todas formas no acabamos de ver el interés que puede tener este documental producido por Joaquin Phoenix, en el que se propone debatir y reflexionar sobre el bienestar de los animales y el consumo de carne y mucho menos el proyectarlo en una sala comercial en la que el público ha comprado una entrada y muy posiblemente no sepa lo que va a ver, ni qué se va a encontrar.
Tampoco era preciso tener que rodar en granjas de Inglaterra, España y Noruega para obtener estas imágenes.
Su director, el cineasta ruso, radicado en Berlín, Victor Kossakovskuy, es todo un especialista en documentales siendo Gunda (2020) el número quince de los realizados hasta ahora, y por los títulos, ya que no hemos visto ninguno de ellos, se puede deducir que son de lo más variados, donde los hay deportivos, políticos, sobre la naturaleza, la pintura, etc.
Tampoco nos explicamos que hayan sido necesarios dos guionistas, uno de ellos el propio director, para escribir este guion en el que no hay ni una línea de diálogo y toda la imagen es pura improvisación.
A lo largo del mismo no aparece en ningún momento un ser humano y la banda sonora está compuesta por los distintos ruidos, gruñidos, cacareos, chillidos y mugidos que hacen los animales, ya que no tiene música, ni ninguna voz explicativa que ilustre lo que vemos.
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