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CRITICA
Por: PACO CASADO
Queridos Reyes Magos y querido Papá Noel: este año nos hemos portado muy mal, pero nuestros padres han actuado mucho peor y por su propio bien, hemos tenido que castigarlos.
Este es el simpático texto de promoción de esta película infantil de carácter musical, cosa que no es frecuente en nuestro cine, lo que puede ser una apuesta bastante arriesgada, pero hemos podido comprobar que lo niños aguantan bien esta fórmula que no es habitual para ellos.
Esta es la historia de una familia en un período de crisis.
Está compuesta por el padre, la madre, la abuela y los tres hijos Belén, Ángel e Irina, que se marchan de vacaciones de Navidad a una casa aislada en el campo llamada La Roca.
El matrimonio está constantemente peleándose delante de los niños ya que están atravesado unos malos momentos en sus relaciones y es la abuela la que de vez en cuando pone un poco de paz y de sensatez entre ellos con sus consejos.
Los niños, demostrando tener más seso que los mayores, deciden darles una sorpresa a los padres.
Una mañana se levantan temprano, toman la llave de la casa, los móviles, el ordenador del padre y las carteras de ambos y los dejan encerrados hasta que entren en razón, porque entre otras cosas, en una de las discusiones, se enteran de que piensan divorciarse, algo a lo que se oponen rotundamente los tres.
Se trata de un guion bastante arriesgado ya que está plagado de canciones con algún que otro número de baile que cantan tanto los adultos como los pequeños de la casa e incluso el jefe del padre que interpreta el propio director Juan Manuel Cotelo.
En cuanto a los diálogos están compuestos la mayoría de las veces a base de frases hechas y de refranes con bastante frecuencia.
El argumento es muy sencillo ya que prácticamente se compone de una situación única con las discusiones dentro de la casa y los niños fuera de ella, una escena en la oficina del padre y otra en el pueblo en un belén viviente.
Afortunadamente la misión y la intención del film es la de ayudar a que la familia permanezca unida, ya que en el matrimonio debe haber amor, sentido de sacrificio, capacidad para pedir perdón y saber escuchar, ya que en España en el año 2020 se produjo un divorcio cada cinco minutos siempre con un halo de esperanza ante tanto desamor.
Los pequeños actores se manejan bien incluso cantan y con cierto gracejo en la pequeña y un amigo que les surge en el campo, mientras que la pareja de los padres siempre están enfadados y él está bastante sobreactuado y fuera de sí.
Con el director madrileño Juan Manuel Cotelo se vuelve a dar la trayectoria que suele ser habitual, tras actuar como actor en dos docenas de títulos generalmente de series de televisión y algún que otro largo se pasó a dirigir y comenzó por un largometraje, 'El sudor de los ruiseñores' (1998) al que siguieron dos cortos y cuatro documentales para volver al largo con 'El mayor regalo' (2018) y con 'Tengamos la fiesta en paz' (2021) hacer el tercero de ficción que saca adelante de forma bastante discreta, pero en el que se le nota que no tiene costumbre de hacer un musical y tampoco dispone de medios, ya que ha salido adelante a base de crowdfunding, como para poder disponer de un escenario de lujo o números de bailes espectaculares, con una planificación generalmente a base de planos fijos y unas partituras de Luis Mas que en ocasiones nos suenan a música de revistas.
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