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CRITICA
Por: PACO CASADO
De la novela de Alejandro Dumas 'Los tres mosqueteros' hay varias versiones cinematográficas.
Que recordemos de memoria existen la de 1942 dirigida por Miguel M. Delgado, interpretada en tono burlesco por Mario Moreno Cantinflas; la más famosa de 1948, realizada por George Sidney, con Gene Kelly y Lana Turner; una versión francesa de 1961 dirigida por Bernard Borderie, con Gerard Barray, que tuvo una continuación en 'La venganza de Milady'; y hasta 'El Zorro y los tres mosqueteros' (1963) de Luis Capuano, con Gordon Scott, que nada tenía que ver con la novela original, sin olvidar la de 1973 de Richard Lester que filmó en nuestro país, como también su continuación o segunda parte.
Este mismo director ahora al cabo de los años vuelve a incidir sobre el mismo tema con 'El regreso de los mosqueteros' (1989), en la que de nuevo pone en acción, veinte años después, a unos espadachines ya maduritos, utilizando básicamente a los mismos actores de entonces.
Otra vez la acción se sitúa en la Francia de 1649, cuando se necesita de nuevo los servicios de los cuatro mosqueteros, que ya se encuentran bastante más viejos y cansados, tropezándose con algunos de los antiguos enemigos de entonces.
Pero en este caso se trata de Justine de Winter, la hija de Milady, su enemiga de hace veinte años, la que intenta llevar a cabo la venganza de la muerte de su madre contra los cuatro hombres que la llevaron al patíbulo.
La vida y el paso del tiempo transcurrido ha desunido a aquellos cuatro valientes defensores de la ley y el orden ya que ahora cada uno milita en un bando diferente, puesto que el destino ha hecho que su existencia discurra por distintos caminos.
Pero un requerimiento de la reina Ana hará que se unan nuevamente a la llamada clásica de "Todos para uno y uno para todos", para defender al rey niño Luis XIV del Cardenal Mazarino.
El correr de los años también ha influido, no sólo en los propios actores, ya mucho más maduros, sino también en el propio Richard Lester que, aunque no ha perdido la ironía de la que suele dotar a sus producciones, aflorando también a veces la comicidad, tampoco hay que olvidar que ya no tiene la agilidad de antaño con la que solía dotar a sus films.
No obstante logra una cinta un tanto ingenua e infantil, que va dirigida a esa clase de público, que hace que se divierta con las nuevas andanzas de estos mosqueteros.
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