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RITICA
Por: PACO CASADO
A la noble y refinada familia de la viuda Lady Violet Crawley les anuncian la visita de un productor de cine que desea rodar en su gran mansión de Yorkshire una producción de época.
Esta es una secuela de la adaptación cinematográfica de la popular serie televisiva de igual título, de cuyos personajes había salido ya una primera entrega en 2019 y ahora se nos presenta esta nueva historia que se puede ver sin depender de la anterior, pero si se conoce será mejor para poder identificar a los numerosos miembros de tan abultada saga familiar o si se ha visto la serie, aún mejor.
En la primera la familia Crawley y el personal de la casa recibieron la vista del Rey y la Reina de Gran Bretaña.
En esta ocasión la acción se desarrolla en 1929 del pasado siglo y la nueva visita es la de un equipo cinematográfico que piden permiso para rodar en sus posesiones una película muda de época, titulada El jugador, algo que no les hace mucha gracias, pero que con el dinero que reciban por esa prestación, podrán arreglar los tejados y evitar las abundantes goteras que caen en la buhardilla en cuanto comienzan las lluvias.
Varios miembros de la servidumbre se alegran de poder tener circulando por los pasillos de la casa a las estrellas del firmamento cinematográfico, todo lo contrario de los demás componentes de la familia.
Durante el rodaje llega la noticia de la herencia que recibe la madre de una villa en la Riviera francesa del fallecido marqués de Montmiral, un amante que tuvo en su juventud, lo que trae la duda a su hijo Robert de si es fruto de aquella relación.
Por otra parte también se recibe la noticia de la llegada del sonoro y ya los films mudos no dan dinero por lo que se interrumpe el rodaje, lo que nos trae a la memoria lo que pasaba en la clásica cinta Cantando bajo la lluvia (1952), con un personaje que tiene problemas con su voz y ha de ser doblado.
El guion que ha escrito Julian Fellowes se hace un poco farragoso al tener varias líneas en su argumento.
Por una parte el rodaje, por otra la visita que hace Robert y parte de los miembros de la familia para conocer la villa heredada y sobre el pasado de Violet, por otro la servidumbre y sus problemas, especialmente del mayordomo gay Barrow, mientras continua la vida en la mansión de la madre con sus contantes visitas apareciendo los achaques debido a los años, a pesar de su buen carácter y humor.
En los metros finales se van solucionando todas las cuestiones.
El cine británico se maneja bien en estos argumento de época que parece que nos trasladan a otro mundo en cuanto a los decorados, vestuarios y costumbres de otros tiempos que no hemos conocido más que a través de la pantalla en las producciones de esta clase, que siempre nos llaman la atención y que gusta saber si se es un poco curioso para estar documentado sobre el pasado.
A destacar el correcto reparto con la veterana Maggie Smith a la cabeza en el papel de Lady Violet Crawley, aunque el mayor peso y la que lleva la voz cantante sea Michelle Dockery como Lady Mary, sin descartar la presencia de otros veteranos como Jim Carter o Imelda Staunton, entre otros.
La fotografía de Andrew Dunn saca buen partido a los paisajes británicos así como los de la Riviera francesa, e igualmente de los escenarios de interiores de ambas mansiones.
Por su parte Simon Curtis, que sustituye en la dirección a Michael Engler de la anterior, conserva el estilo, es el típico productor británico con más de una treintena de Tv movies y series que decidió pasarse a dirigir y lleva más de una veintena de títulos la mayoría para serie de televisión debutando en el cine con Mi semana con Marilyn (2011), a la que siguieron La dama de oro (2015), Christopher Robin (2017), El arte de vivir bajo la lluvia (2019) y ahora esta que comentamos, que realiza con aplomo y buen gusto, pero sin alardes a la hora de la puesta en imágenes.
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