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CRITICA
Por: PACO CASADO
La lástima que el cine soviético que nos llega desde hace ya varios años sea, casi en su totalidad, un cine preferentemente espectacular, al gusto burgués que busca solo el imprsionar mediante grandes pantallas y brillantes coloridos en formatos grandes.
Así, dentro de una línea no muy estimable, han llegado ya bastantes producciones soviéticas, de las que hoy en día sigue destacándose con gran fuerza sobre las restantes el "Hamlet" de Grigori Konsintzesv.
es ahora un film dirigido por Igor Talankine el que nos llega. Se trata del cuarto largometraje de su filmografía y en el que intenta hacer una aproximación a la obra y vida del compositor Peter Tchaikovsky.
Tchaikovsky, aunque mereció duros comentarios por parte de algunos autores soviéticos que calificaron su obra como solo para cosacos, es sin duda el compositor más popular de su nacionalidad, con más producción impresionante, alguna de ella muy conocida.
Por ello Talankine da a su cinta un tono primordialmente musical, más que penetrar en la polémica personalidad del músico como haría Ken Russell en su "The music lovers". Pero intenta dar en un film, aunque largo, las trescientas veinte horas d emúsica que compuso Tchaikovsky a lo largo de su vida, es algo utópico y la obra de Talankine se resiente de un cierto vacío en el sentido de querer abarcar muchas cosas, sin profundizar en ellas, dándonos sólo el nexo a través de las partituras.
Una fotografía brillante y un buen trabajo de Innokentiy Smoktunovskiy se apuntan en la parte positiva de una cinta típica del cine espectácular soviético, así como la lógica buena banda sonora.
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