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CRITICA
Por: PACO CASADO
Desde la irregular 'Más allá del jardín' (1997) han pasado media docena de años y Pedro Olea ya tenía ganas de hacer cine y ofrecernos un nuevo drama de los que son habituales en su filmografía, plagada de ellos.
Se basa en un relato de Alicia Giménez-Bartlett que transforma convenientemente con un guion moderno, bien trenzado e inteligente, en el que se cruzan dos parejas en crisis. Un violento dibujante de portadas de discos que es toxicómano, con una madre dominante y una chica del tiempo con un ejecutivo con una ex-modelo alcohólica a causa de la pérdida de su hijo.
Es una historia desgarradora, un drama pasional de adicciones, traiciones, sentimientos amorosos encontrados, de dependencias, al alcohol, a las drogas y al amor, en la que se mezclan los conflictos pasionales, de dos parejas en crisis que cruzan sus destinos de manera trágica.
El título tiene un doble sentido, en lo meteorológico, siempre está lloviendo, y en lo sentimental, de las parejas que pasan por malos tiempos.
El guion juega con las coincidencias, con el azar que hace que se crucen y no se conozcan o que lleguen a intimar, en una estructura muy moderna en la que a veces se nos dan dos puntos de vista distintos, desde perspectivas diferentes, según la historia que se nos cuenta de una pareja o de otra. Juega así con el espacio y el tiempo de forma inteligente.
En cuanto a los actores su actuación es irregular. Bien Jorge Sanz a ratos, floja Maribel Verdú, estupenda en su primer papel dramático María Barranco y como siempre en su punto Grandinetti.
La puesta en escena es elegante y ajustada a las necesidades del guion que le da el tono y el ritmo requerido, sin alargar la historia de forma innecesaria lo que hace que se vea con interés.
Premio especial del jurado y Premio al mejor guion, en el 6º Festival de Cine español de Málaga, 2003.
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