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CRITICA
Por: PACO CASADO
En un edificio del centro de la capital de España, se celebra una reunión ordinaria de vecinos para votar el cambio del ascensor, que está viejo y deteriorado.
Lo que en un principio es un rápido trámite, se convierte en un enfrentamiento vecinal.
Uno de los vecinos, Alberto, ha apalabrado alquilar su piso, que necesita una seria reforma, a un nuevo compañero de su trabajo, Joaquín, que ha ingresado en la empresa debido a un programa de reinserción social, ya que tiene problemas de salud mental.
Esto representa un conflicto tras el inesperado anuncio del nuevo inquilino en lo que no todos los propietarios están de acuerdo por el peligro que puede suponer en algún momento.
Tan solo Nuria, que vive allí desde hace once años, que padece la misma enfermedad, nunca ha dado ningún problema y los demás ni lo sabían.
La historia tiene visos de ser una obra de teatro, ya que en ningún momento sale la acción del salón del apartamento de Alberto que está recogiendo sus cosas ante la llegada del nuevo inquilino Joaquín.
A lo largo de la trama vamos conociendo la postura de cada uno de los participantes en la reunión e incluso la problemática de los siete integrantes de la misma.
En el argumento se exponen temas de racismo, dependencia, soledad, desprecio, miseria, carencias afectivas, convivencia, posturas políticas, validez de la democracia, crítica social, la edad de Lucas uno de ellos, un chico joven, hijo de papá que le compró el piso que es un estudiante universitario y así podríamos seguir con la personalidad de todos los votantes.
En algunos momentos sale a flote el humor, en otros el sarcasmo o los prejuicios de la sociedad y el suspense que genera la próxima llegada de Joaquín, pero nunca se pierde el realismo.
Aunque a priori puede parecer que asistir a una reunión de vecinos puede ser de lo más aburrido, resulta todo lo contrario, ya que conforme se va desarrollando la acción va resultando cada vez más interesante.
En cuanto a la interpretación reúne a un elenco variado en cuanto a la edad de los participantes que oscila desde la juventud hasta la vejez, de actores en su mayoría ya consagrados.
Si se admite como obra de teatro, en lo que se convirtió finalmente, cinematográficamente no tiene, digamos, ningún interés en cuanto a la puesta en escena, nunca mejor dicho.
En lo que se refiere a Santiago Requejo, director cacereño de esta comedia dramática es el tercer largometraje que dirige tras realizar seis cortos y 'los largos Abuelos' (2019) y 'No puedo vivir sin ti' (2024).
El guion, se basa en uno de los cortos, el titulado 'Votamos' (2022), que fue nominado al Goya, del propio Santiago Requejo, que lo ha elaborado en compañía de Javier Lorenzo y Raúl Barranco, que lo alargan y le sacan bastante partido a la reunión.
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