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CRITICA
Por: PACO CASADO
Margueritte Vogel "Maggie" es una chica de 16 años de un pueblo americano que es infectada por el virus necoambalis. La joven, hija de Wade Vogel, tardará seis meses en convertirse en un zombi si no acude a la Cuarentena, donde le pueden poner la vacuna, pero su padre, la lleva a Vern Kaplan, un médico conocido para que se la suministre evitando tener que estar en contacto con otros contagiados, pero la transformación afectará la situación familiar, en concreto a su padre, que continúa manteniendo a su amparo de forma incondicional a la hija.
Arnold Schwarzenegger en un papel muy diferente al que suele interpretar de hombre duro, muestra aquí su faceta más sentimental en la incorporación de Wade, cuya trama combina la relación de afecto entre padre e hija afectada por un virus mortal.
Wade perdió a su esposa en un accidente y se volvió a casar de nuevo con Caroline quien a pesar de ser la madrastra de Maggie le presta todo su amor y apoyo al marido en defensa de su hijastra aun a riegos de un posible contagio.
El título no dice mucho ni define lo que es esta película, se trata simplemente del nombre de la protagonista que tiene un problema, que es la posibilidad de convertirse en un zombi, cosa que puede suceder a los seis meses de haber sido contagiada, pero no se trata de un film típico de esta clase como la famosa serie de televisión 'The walking dead'; aquí no hay zombis que andan en manadas, ni se comen a la gente, apenas aparecen de forma ocasional un par de ellos.
El tema del zombi es sólo una excusa, ya que podía haber sido cualquier otra enfermedad contagiosa o epidemia, para atraer a un público que puede acudir engañado y después salga decepcionado, ya que Arnold Schwarzenegger aquí no se dedica a matarlos, ni a luchar contra éstos, únicamente es un padre que intenta proteger y defender a su hija de que se convierta en uno de ellos debido a la infección que ha pillado.
Una historia de amor fraterno filial que trata los trágicos efectos que ello tiene y cómo afecta de manera trágica en los seres queridos que tiene a su alrededor.
Es el debut de dos novatos, por una parte el guionista John Scott III con una trama que no es novedosa, ni revolucionaria, y por otra el director Henry Dobson que hace su ópera prima en el largometraje y para ser un primer ensayo salen dignamente de esta primera experiencia cada uno en su terreno, teniendo en cuenta además que está realizado con un corto presupuesto (4 millones de dólares y rodado en un mes) con una sencilla y sobria dirección centrada más en el aspecto dramático que en el posible tono apocalíptico y sacando buen partido del trío de actores protagonista con el austriaco Arnold Schwazenegger, habitual de títulos de acción, que en otros momentos probó con la comedia, y ahora a los 67 años lo intenta con un papel dramático y no lo hace mal, con sensibilidad en Abigail Breslin, la niña de 'Pequeña Miss Sunshine' (2006) hoy convertida en una joven interesante y en un aspecto más secundario pero no menos importante la labor de la estupenda Joely Richardson.
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