MICHÉLE LAROQUE nació en la Costa Azul, empezó a estudiar arte dramático en Antibes a los 21 años y se mudó a París a los 23.
Tras encadenar varios papeles pequeños, debutó en la escena teatral parisina en 1987 con la adaptación de Jean Poiret de la obra “C’est encore mieux l’après-‐midi” de Ray Cooney, en el Théâtre des Variétés.
Se fue convirtiendo en una cara conocida en televisión gracias a la serie cómica “La Classe” (1988), donde conoció a Pierre Palmade y Muriel Robin, con quienes entabló una gran amistad y colaboró en varios proyectos profesionales. Participó también en un episodio de la serie canadiense “Le Voyageur”. En 1989 dio sus primeros pasos en el cine dando vida a una azafata en la comedia Suivez cet avion (1989). A partir de la década de 1990 obtuvo varios papeles menores en películas de Patrice Leconte (El marido de la peluquera [1990] y La maté porque era mía (Tango)[1993]) y Claude Sautet (Nelly y el señor Arnaud [1995]).
Sin embargo, fueron los papeles de Martine —la amiga de Vincent Lindon en La crisis (1992)— y la burguesa Marie Hagutte en Todos están locas (1996) —que volvió a interpretar en 2004 en la secuela Pédale dure— los que cimentaron su trayectoria dentro del cine francés. Este último papel le mereció una nominación a los premios César en la categoría de mejor actriz de reparto.
Laroque, que destaca por su encanto y su vis cómica, es una de las actrices más codiciadas del panorama francés. Le ha dado réplica a Daniel Autueil en el thriller Passage a l’acte (1996), a Gérard Depardieu en ¡Qué suerte ser profe! (1996) y a Gérard Jugnot en Caiga quien caiga, me caso (1996). En 1997 cambió de registro al interpretar a la madre de un niño que se hace pasar por una niña en Mi vida en rosa de Alain Berliner, para volver posteriormente a la comedia con el papel de una mujer soltera enamorada en Serial Lover (1998) de James Huth.
En 1999 escribió el guion de Doggy bag en la que comparte cartel con Didier Bourdon. Dos años más tarde, interpretó a una contable ninfómana en Salir del armario (2001) de Francis Veber y a la mejor amiga de Catherine Jacob en ¡Tengo hambre! (2001) de Florence Quentin.
En 2006 volvió a la gran pantalla con La casa de tus sueños de Dany Boon e interpretó a una mujer con raíces sefardíes en Comme t’y es belle! (2006). En 2009 estrenó dos dramas: Dans tes bras (In your arms), en la que interpreta a una madre agobiante que encuentra a su hijo tras abandonarlo hace dieciséis años, y Cartas a Dios, donde encarna a una mujer amable que se hace amiga de un niño con una enfermedad incurable. En 2011 se reencontró con la comedia, su género favorito, al trabajar a las órdenes de Kad Merad en su primera producción, Monsieur Papa.
Posteriormente ha trabajado en televisión, tanto en telefilmes (“Mi hijo”, “Plan diabólico”) como en series (“Peplum”). En 2016 volvió a la gran pantalla con tres películas (Camping 3, Le fantôme de Canterville y Chouquette), antes de participar en la comedia romántica Embrasse-‐moi! y unirse al reparto de Alibi.com, agencia de engaños de Philippe Lacheau, una de las películas más taquilleras de Francia en 2017.
El año 2018 supone un antes y un después en su carrera, puesto que debuta tras la cámara con Una mujer brillante, una adaptación de su exitosa obra “Mon Brillantisime Divorce”.
En 2019 dirigió y protagonizó Dios mio, los niños han vuelto.