Tan buen amigo como mediocre cantante era aquel compañero a quien Mario Lanza quería ayudar. Por recomendación suya entró en el coro. Y se apresuró a demostrar su falta de condiciones. Un día y otro rozaba notas, tan escandalosamente que no le tapaban sus compañeros de coro. Y Lanza se lo reprochó. Y él: "Todos podemos fallar", a lo que Lanza contestó: "De acuerdo. Pero es que tú no metes ni un acierto entre fallo y fallo".