Aquel muchacho recién llegado a los estudios no hacía más que hablar de la edad, de que los jóvenes eran superiores a los maduros, de que los veteranos nada tenían que hacer. Y en el grupo estaba, entre otros, James Mason. Mason, el gran actor, que, de pronto, se dirigió a él y con una sonrisa le dijo: "Te advierto que yo no soy tan viejo".