Zasu Pitts, la graciosa actriz de los años treinta, charlaba con una amiga que le recordaba algo que se le había olvidado. "¿Que despistada eres?" le espetó, a lo que Pitts le dijo: "Si, pero cállate. Porque me pagan, precisamente, por hacer papeles de despistada. Si se enteran de que no me cuesta trabajo..."