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CRITICA
Por: PACO CASADO
Después de pasar por el Festival de cine de Sitges llega a las carteleras, tras las versiones americanas, el rey del Kaiju-eiga con esta nueva película protagonizada por el monstruo japonés más famoso, Godzilla, que es la primera realizada en el país nipón desde 'Godzilla Final Wars' (2004) de Ryuhei Kitamura.
No tiene nada que ver con la de 2014 que fue dirigida por Gareth Edwards.
Godzilla, que supone una fuerza destructiva insondable para el hombre, resucita en el Tokio de hoy día para acosar de nuevo a la civilización.
Japón en esos momentos es una nación que está aún atormentada por las secuelas de un desastre natural, que además experimenta de repente el horror catastrófico que provoca a su paso la bestia prehistórica adaptada a los nuevos tiempos en donde no faltan las dosis de tensión y suspense.
Desafiado por la muerte y la desesperación que ésta provoca, Japón deberá encontrar la fuerza suficiente para superar esta auténtica crisis física e institucional.
La productora japonesa Toho es la encargada de resucitar de nuevo al legendario saurio, que fue creado en el film 'Japón bajo el terror del monstruo' (1954), de Ishiro Honda, surgido debido a los efectos de la bomba atómica, ahora sustituida por la radioactividad, en este proyecto que reinicia la popular franquicia y le aporta una inyección crítica que hace alusión a la deficiente gestión nipona de la tragedia de Fukushima debida a las fugas radioactivas.
La cinta homenajea al cine de monstruos de caos y destrucción, con momentos espectaculares que recuperan el discurso patriótico, perdido en las últimas versiones americanas, entre los mandos políticos, militares y científicos, discutiendo sobre su deber y responsabilidad, llegando a la conclusión de que todos unidos deberán vencer al monstruo sirviendo así de esa forma a su país.
Es ésta una visión de la bestia que se aleja un poco en su forma de la original de 1954, con algunas manchas rojas y larguísima cola, que emite rayos destructivos que originan espectaculares escenas de destrucción francamente extraordinarias que la hacen más entretenida.
Está dirigida por dos de los realizadores de moda en Japón, Hideaki Anno, el creador de la serie de anime 'Neon Genesis Evangelion', con cierta tendencia a la gamberrada y Shinji Higuchi, experto en efectos especiales y director de 'Ataque a los titanes' (2015), que componen el dúo realizador de esta nueva versión de Godzilla que logró más de 75 millones de dólares en la taquilla en su país.
En esta aventura todo pasa de día, con sentido del humor, con una crítica al gobierno nipón de cómo lleva el asunto, al poder político y el aparato del estado con tanta burocracia que afecta de alguna manera a los ciudadanos.
Es espectacular y está realizada con habilidad para lucir el gran presupuesto del que ha dispuesto pero no creemos que sea mejor que las versiones americanas que se han hecho de esta misma historia, aunque con algunas variantes sobre el argumento.
El comienzo es interesante ante el problema que provoca el monstruo pero está alargada a base de introducir mucha repetición de reuniones, con exceso de diálogos, con una planificación que pretende ser original y dar la sensación de que está muy cuidada a base de planos tomados desde ángulos no habituales y cuando utiliza la cámara a mano resulta mareante.
Realmente es espectacular en cuanto a la destrucción masiva que lleva a cabo la bestia arrasando edificios y haciendo volar gran cantidad de coches.
En esta versión se utiliza una nueva fórmula para vencer al monstruo que no vamos a revelar para no hacer spoiler y quitarle interés.
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