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CRITICA
Por: PACO CASADO
Si existe un director "maldito" en la historia del cine moderno español, ése es, sin duda, Iván Zulueta. Titulado en la Escuela oficial de cinematografía, y tras algunos trabajos en la televisión, realiza en 1969, en colaboración con Jaime Chávarri, su, hasta ahora, único largometraje 'Un, dos, tres... al escondite inglés', cinta producida por José Luis Borau y firmada por este como director al no obtener Zulueta permiso oficial para figurar como tal.
Su "Ópera prima", con la música "pop" española de fondo, se inscribía dentro de esa corriente, iniciada en la Inglaterra de Richard Lester en sus películas con Los Beatles, de cine un tanto alocado y psicodélico, y, sin llegar a ser nada excepcional, poseía originalidad y esquemas renovadores o nada convencionales dentro del panorama nacional.
Desde entonces Zulueta se ha dedicado al diseño publicitario (habiendo realizado numerosos afiches de películas españolas), y ha continuado su contacto con el cine a través del pequeño formato.
Y precisamente en 'Arrebato', que en principio iba a ser un cortometraje, Zulueta intenta aplicar las técnicas o posibilidades del super 8 al cine de gran pantalla.
Podemos hablar, por tanto, de cine experimental, donde la investigación con la imagen constituya quizás el objetivo fundamental de Zulueta, y la historia o los personajes el vehículo para conseguirlo.
'Arrebato' es, pues, una obra expresamente al margen de lo que habitualmente el público tiene ocasión de ver en una sala oscura.
Lo que sucede es que, a nuestro entender, el guion de Zulueta carece de claridad y, sobre todo, de una definición temática y argumental mínimamente indispensables. Porque, manteniendo sus inquietudes estilísticas, Zulueta podía haber logrado también una película bastante asequible para el gran público.
El tema de 'Arrebato' es, sin duda, original e interesante, casi subyace diríamos: Pedro, un joven cineasta amateur, se filma a sí mismo mientras duerme, y descubre que, progresivamente, la cámara se apodera de él, en una especie de vampirismo tecnológico.
Pero, alternando con éste, nos encontramos con otros temas, fundamentalmente el de la droga y sus efectos -en este sentido, cabría decir que 'Arrebato' es una película "alucinante", en la más estricta acepción del término-, que permiten enmarcar un tanto a los personajes, pero que en ocasiones desvían el rumbo de la cinta.
Tal vez la película de Zulueta se vea condicionada por su bajísimo presupuesto, con algunas deficiencias técnicas en el sonido directo. Sin embargo, es preciso reconocer, al menos, su carácter innovador, la valentía de Zulueta al eludir el compromiso comercial (arriesgando su futuro nuevamente), y, sobre todo, el poder de sugestión de algunas imágenes, merced, fundamentalmente, a una extraordinaria apoyatura musical.
Sucede sin embargo, que al público español, tan mal acostumbrado en su mayoría, carece de la preparación o inquietud necesarias para seguir este tipo de productos, o cuando menos, soportarlos. Aunque no es menos cierto que este tipo de inquietudes son, hoy día, excesivamente caras.
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