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CRITICA
Por: PACO CASADO
Parece que vuelve a estar de moda el cine religioso, aunque en este caso no con el modelo de "estampita" que se hacía antes, sino tratando los temas de forma más filosófica, como muy bien puede ser el caso del título que comentamos.
Tras una tragedia familiar, Mack Phillips cae en una depresión que le hace cuestionar sus creencias, hasta que recibe una enigmática carta en la que un desconocido le invita un fin de semana a una cabaña en los bosque de Oregón, donde se enfrentará a importantes verdades que cambiarán su vida, en este relato sobre la fe, el perdón y la redención.
El guion está basado en la exitosa novela 'La cabaña' (The shack), de William Paul Young, publicada en 2007, de la que se vendieron más de veinte millones de ejemplares en todo el mundo, que cuenta este drama existencial en torno a esa persona que ha perdido la fe en Dios y en los hombres.
Tanto la novela como la película tratan de temas sobre la culpa, la familia, el dolor, la fe, las creencias religiosas, el mal en el mundo, el perdón, la esperanza y la problemática del ser humano.
Mack no es muy creyente, acompaña a su mujer y a sus hijos a la iglesia como una rutina, su fe no es muy fuerte debido a sus problemas en la infancia en los que Dios le hizo padecer tanto sufrimiento, y se le vuelve a repetir ya de adulto.
Durante su estancia en la cabaña se planteará la diatriba de ser juez y parte y tener que decidir, lo que le hará comprender la actitud divina con respecto a los hombres, el poder del amor y la necesidad de perdonar.
El film es muy propio del cine americano de dar dosis de religión en píldoras, a la manera divulgadora de Reader Digest, para todos los públicos, y que sea fácilmente entendible.
El problema es que el guion, en su afán de aproximarse lo más posible a la novela, se alarga demasiado con algunas secuencias que posiblemente fueran fáciles de suprimir y hacerlo así más asequible.
Curiosamente el personaje de la madre prácticamente desaparece a las primeras de cambio en toda esta tragedia.
La realización del británico Stuart Hazeldine, que debutó en la dirección con su ópera prima 'Examen' (2009), hace con este su segundo largometraje, con una factura discreta, en el que se preocupa de exponerlo todo lo más bonito posible y agradable a la vista para así asumir mejor el mensaje e invitar a la reflexión de determinados puntos.
Está bien filmada, con un buen reparto pero, uno de los hándicap en su contra es la excesiva duración de la cinta, un tanto desequilibrada en cuanto a los hechos que se nos presentan.
Tiene una primera parte con la infancia del protagonista y la tragedia familiar para posteriormente centrarse en ese viaje o ensoñación espiritual hacia la reconciliación que constituye el resto del excesivo metraje servido a ritmo lento, un tanto sentimental y con sentido del sufrimiento.
Como cine religioso no tiene profundidad, es superficial, elemental, esquemático y como drama humano le falta emoción.
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