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CRITICA
Por: PACO CASADO
La comedia musical de Joseph Stein, con partitura de Jerry Bock, se estrenó en los escenarios de Broadway en 1967, con gran éxito de público, lo que hizo que pronto se pasara al cine, de la mano de un director seguro y comercial como el veterano Norman Jewison.
Es un film amable, bienintencionado y de propaganda judía de la comunidad americana de esta raza, presentándonos la imagen idílica, feliz y heroica de una comunidad que en los últimos tiempos zaristas, una orden les privó de sus propiedades, trastocó a sus familias y tuvieron que emigrar.
A principios del siglo XX en la aldea de Anatevka, en la Rusia pre-revolucionaria de los zares, viven cristianos ortodoxos y unos judíos que tienen la tradición como su dios supremo.
La película presenta el impacto de los cambios de los tiempos nuevos en ellos, sobre todo en el lechero Reb Tevye, un hombre cargado de hijas a quienes desea casar a toda costa, por estar lleno de problemas, que se los cuenta a Dios a ver si se los resuelve lo antes posible.
Entre tanto crece el sentimiento antisemita que amenaza a la pequeña aldea.
La carga ideológica y temática de este film pesan sobre él, pero todos sus personajes tienen sencillez y humanidad.
Los secundarios están muy bien trazados y cuenta con una música muy agradable y un excelente colorido, factores que hacen de ello un producto digno que se ve con bastante agrado.
Interpretación exagerada, pero eficaz, de Topol con un buen trabajo del resto aunque no figuran más nombres destacados en su reparto.
Logró tres Oscar: a la fotografía, al sonido y a la música adaptada. Dos Globos de oro al mejor musical y a Topol. David de Donatello para Topol. Premio Sant Jordi al mejor film extranjero.
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