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CRITICA
Por: PACO CASADO
Para su película número 12, con la que celebra 25 años de director, Fernando Colomo nos cuenta la llegada de un ingenuo joven Gerald Brenan, con 25 años, idealista inglés de noble familia, aspirante a escritor y tras haber recorrido Europa, al pequeño pueblo de Yegen, en la Alpujarra granadina, en 1919, en busca de un lugar tranquilo para estudiar, leer y escribir.
Su propósito es aislarse del mundo, con dos mil libros como única compañía.
Venía huyendo de su familia y de su padre, que quería que fuera militar, y de su rígida y traumática educación victoriana.
Allí conoció el amor, se curó de su impotencia en lo que tuvo mucho que ver una sensual adolescente del pueblo llamada Juliana, pobre campesina semianalfabeta, que le dio su única hija.
Andalucía le abre los ojos a otra manera de ver la vida; la alegría de vivir de sus habitantes y su pasión por la literatura española marcan para siempre su vida y su obra.
Si interesante es este relato, no menos lo es el pueblo, su entorno, sus costumbres y los personajes que lo habitan, desde Don Virgilio, un cura poco ortodoxo, los caciques que se pelean por el poder en tiempos de la dictadura de Primo de Rivera, los hijos ilegítimos, las amantes, y las habladurías del lugar, o los amigos del escritor que le visitan, que forman el contraste y el choque de dos culturas tan diferentes: la popular, con sus costumbres naturales, su vivir sencillo y casi primitivo, frente a la culta de los escritores que vienen de la civilización trayendo el automóvil y el gramófono que causan asombro.
El director Fernando Colomo se traslada a la Andalucía profunda de principios del siglo XX, partiendo para ello de la novela autobiográfica del escritor inglés Gerald Brenan.
Gracias a las vivencia del literato, que pasó parte de su juventud en la Granada rural de los años 20, Colomo pretende hacer un retrato de la España de aquellos años y de las diferencias abismales que se paraban aquel lugar de la Inglaterra ilustrada de su tiempo.
Colomo, con la colaboración del experto en Brenan, Jonathan Gathorne-Hardy, resume los seis primeros años de su estancia en Yegen en tan sólo uno, para hacer el relato más cinematográfico, aunque haga una apostilla final que casi sobra.
Todo los hechos son ciertos pero no la manera de agruparlos.
Posee un guion inteligente, ágil y lleno de frescura, bien dialogado, que se interesa más por la humanidad de Brenan que por la figura del escritor, con sus momentos dramáticos y cómicos, sus puntos de observación de la realidad y sin perder el interés en ningún momento, por temas como el amor, la amistad, la pasión o el desengaño.
Una notable puesta en escena, con una estupenda recreación de la época y las costumbres, apoyada en una bellísima fotografía de José Luis Alcaine y una inspirada música de Juan Bardem. Narrativamente ágil, con secuencias brillantes construidas con sumo cuidado.
Están bien elegidos los actores, llevándose la palma la creación portentosa que hace Guillermo Toledo del personaje de Paco, con un acento perfecto, muy bien seguido por el resto, la sensualidad de Verónica Sánchez, la veteranía de Antonio Resines y la de Ángela Molina o el buen hacer de María Alfonsa Rosso y Consuelo Trujillo, siendo más flojo el reparto británico.
Una comedia biográfica encantadora y llena de atractivos.
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