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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta historia está contada a través de los ojos de una devota activista del Partido Comunista, cuando éste, estando en el gobierno, redujo los salarios y subió los precios de los alimentos en junio del año 1962, lo que provocó que los trabajadores rebeldes de la fábrica local de la pequeña ciudad industrial de Novocherkassk, en la URSS, se declararan en huelga, haciendo una manifestación en la que se produjo un total de 26 muertos, muchos heridos, más de doscientos detenidos y siete condenados a muerte, siendo varios francotiradores de la KGB los que dispararon contra el pueblo.
Este incidente quedó oculto durante varias décadas.
El pueblo pensaba que el ejército nunca podía disparar contra las personas, porque en principio iba sin armas, pero posteriormente se dio la orden de que fueran armados.
La historia comienza con una reunión del Partido Comunista tratando algunos asuntos cuando de repente oyen unos disparos lejanos, pero a los pocos minutos la masa estaba ante las puertas arrojando piedras y rompiendo los cristales de las ventanas y balcones, teniendo que salir por la trasera huyendo de posibles incidentes graves que se pudieran producir.
Entre ellos se encuentra Lyuda, una ejecutiva del partido y devota comunista, que luchó en la Segunda Guerra Mundial en favor de la ideología de Stalin, al que echa mucho en falta, que es testigo de lo que está ocurriendo, cómo un grupo de trabajadores es tiroteado ordenado por el gobierno que busca encubrir las huelgas masivas que se producían en la URSS, hasta el punto de hacer firmar a los ciudadanos un pacto de silencio bajo amenaza de muerte si no se cumplía.
A Lyuda la encontramos posteriormente en su casa discutiendo con su hija Svetka de 18 años, que tiene ideas contrarias, llegando a las manos, por lo que se va del hogar y se mezcla con la manifestación, lo que origina la inquietud de la madre tras conocerse que había habido muertos, heridos y detenidos, y partir de ese momento se dedica a buscar a su hija.
La película tiene una primera parte un poco farragosa con las discusiones políticas, la huelga, los problemas que ésta origina de muertos, heridos y detenidos para centrarse en la segunda mitad en esta especie de búsqueda policiaca por parte de la madre acerca de su hija en compañía de Viktor, un amigo de la KGB, que trata de solucionarle algunos problemas ante el toque de queda, con el pasaporte y otras cuestiones, acompañándole en algunos momentos jugándose el tipo, buscando a la chica por comisarías, hospitales y la morgue por si había sido una de las víctimas.
El guion nos reserva al final algunos giros un tanto inesperados en esa búsqueda que en principio no sabemos cómo terminará pero a partir de esos momentos la vida de la protagonista va a cambiar.
El film está rodado en un formato cuadrado 4:3, en blanco y negro con una gris fotografía y un correcto trabajo de los actores entre los que se encuentra Yuliya Visotskaya, esposa del director que asume el protagonismo.
El octogenario cineasta Andrei Konchalovsky, hermano mayor de Nikita Mikhalkov, es el director de títulos importantes como Tío Vania (1970), Siberiada (1979) y no tuvo inconveniente en dirigir en Hollywood Tango y Cash (1989), entre otros, pero en este caso ha vuelto a Rusia para hacer este episodio real, en el que se maneja bien con el movimiento de masas y la intriga de la segunda parte.
Hugo de plata al mejor director en el Festival de Chicago. Premio especial del jurado en la Mostra de cine de Venecia.
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