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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las películas de tipo carcelario constituyeron casi un género en su momento y ahora es difícil introducir originalidad en ellas por lo muy trillado que estuvo el tema en su día.
No obstante con 'El corredor de la muerte' (1996) nos encontramos con este telón de fondo para exponernos la historia de un guardia de la prisión de Leavenworth, con elevados ideales y esperanzas de reforma, que lucha por comprender la actitud de un preso violento, que se hace un tanto odioso y sin conciencia.
El resultado es un testimonio escrito de un crimen que nadie podría haber previsto al tiempo que el nacimiento de una extraña amistad entre Henry Lesser, un joven carcelero de origen judío recién llegado, y Carl Panzram, un reincidente asesino de los años 20 enviado a prisión por un robo, por el que siente una cierta simpatía, que es frecuentemente golpeado brutalmente por uno de los guardianes.
Lasser consigue que Panzram escriba la historia de su vida, conociendo así el violento pasado del preso, pero también que es capaz de ser mejor persona de lo que en principio aparenta.
El primero cree en el sistema carcelario pero, tras ver los abusos que con él se cometen y leer la biografía que impulsa a escribir al segundo, cambiará totalmente su primera impresión y dejará de asumir la validez del sistema penitenciario, en el que ya con anterioridad a él un alcaide, al que apodaban los presos El Patata, había hecho algunos intentos de reformarlo, dando a los internos algún día de libertad bajo palabra de volver.
Todo ello tiene más valor si cabe al tratarse de hechos reales.
Tim Metcalfe, guionista de films como La revancha de los novatos (1984), con el que debutó en la escritura de guiones para el cine, y más recientemente Kalifornia (1983), se encarga aquí no sólo del guion sino también de la dirección, aspecto éste último en el que se estrena con ésta su ópera prima.
Como guionista adapta el libro Killer: A journal of murder, de Thomas Gaddis y James O. Long, publicado en 1970, en el que se incluyen algunas de las cartas que Panzram escribió a Lesser mientras estaba en el corredor de la muerte de Leavenworth, en el que podía haber profundizado más en los lazos de amistad que se establecen entre los dos protagonistas de esta historia, festoneada con algunos trozos de documentales de la época para ambientar, y unos apuntes familiares acerca del carácter de Henry.
En este sentido se ha desarrollado más la personalidad del preso, en lo que influye también el hecho de poseer un trabajo más firme y recio en la labor interpretativa y de creación que ha hecho de él actor James Wood, frente a la precariedad de recursos de Robert Sean Leonard.
De camino la cinta sirve de denuncia del sistema carcelario y de la reforma que poco a poco se ha ido haciendo en la aplicación del mismo.
Si bien el debut en la dirección de Tim Metcalfe no ha sido brillante, tampoco podemos decir que su trabajo sea despreciable, sino todo lo contrario, ya que ha logrado una película bastante correcta y muy aceptable.
Premio Satellite y mejor actor en el Festival de Sitges para James Woods.
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