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CRITICA
Por: PACO CASADO
Al inicio de los años 60 surgió el llamado Nuevo Cine Español compuesto por los jóvenes directores recién salidos de la Escuela Oficial de Cine, auspiciado por D. José María García Escudero, en esos momentos Director general de cinematografía.
Es grupo estaba compuesto por nombres como los de Basilio Martín Patino, Carlos Saura, Manuel Summers, Jorge Grau, Mario Camus, Angelino Fons, Francisco Regueiro, Vicente Aranda, Julio Diamante, Javier Aguirre y Miguel Picazo, entre otros.
Ese movimiento se inició con el sevillano Manolo Summers con 'Del rosa al amarillo' (1963) y continuó con el jiennense Miguel Picazo, nacido en Cazorla en 1927, con 'La tía Tula' (1964), que durante algún tiempo fue un film clave, que era una adaptación libre de la obra de D. Miguel de Unamuno, escrita en 1920 a la edad de 56 años.
Posee un guion primoroso que hacía una representación y análisis de la misma de la que era una síntesis importante.
La fotografía de Juan Julio Baena en blanco y negro retrata de forma prodigiosa la novela del autor bilbaíno, con un tono naturalista, con claro-oscuros expresionistas.
Pocas películas como esta ofrecen un planteamiento tan directo y fundamental en nuestro cine que sirva de arquetipo y modelo de máximo alcance por su propio significado.
La novela estaba ambientada en los años 20 en que fue escrita pero Miguel Picazo la trasladó a los 60 ya que en muchos pueblos de España poco había cambiado la forma de vivir ni las costumbres, existiendo los mismos condicionamientos en los valores religiosos, morales y éticos, que determinan el comportamiento de los distintos personajes, mostrando así una España que iba más allá de la propaganda del régimen de Franco.
Tula es una mujer soltera de 31 años cuya hermana Rosa acababa de morir y decide ir a vivir en la casa de su cuñado, Ramiro, empleado de banca en una ciudad de provincia, para cuidarlo a él y a sus dos hijos de corta edad.
Tula es una mujer guapa, inteligente, próxima ya a la cuarentena es el exacto prototipo de la señorita española de una época todavía no muy lejana, portadora de "valores eternos" e hija fidelísima de la Santa Madre Iglesia.
Tula no es víctima de una sociedad ridícula, sino que ella perjudica al prójimo.
Es una mujer española, no es un monstruo sólo que no quiere casarse.
Pero Tula, que ve en sus sobrinos a unos hijos que tal vez, no llegue a tenerlos nunca, tiene que vivir bajo el mismo techo con un hombre que, para evitar comadreos, ofrece la honrada fórmula del matrimonio.
La censura le dio ocho cortes que le quitaron su carga de profundidad sexual.
Su importancia estaba en la presentación de la vida en provincia, los estragos de una determinada educación, las relaciones entre Tula y Ramiro y la represión sexual.
Desde el punto de vista fílmico trata de hacer un cine diferente, rodado con sonido directo y recuperando a una estupenda actriz, Aurora Bautista, cuyo trabajo en un papel tan dramático es excepcional, con su vibrante y atormentada interpretación, poniendo mil matices en su personaje de Tula junto a los demás actores, muy bien dirigidos para ser un director novato en su ópera prima.
Premio Concha de plata a la mejor dirección y Perla del Cantábrico en el Festival de San Sebastián 1964. Premio del Sindicato Nacional del espectáculo a Aurora Bautista. Premio del CEC a la película, director, José María Prada, Enriqueta Carballeira y los decorados. Premio NBR. Premio Sant Jordi a mejor película española y a Aurora Bautista.
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