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CRITICA
Por: PACO CASADO
En su momento la producción El exorcista (1973), dirigida por William Friedkin, casi diríamos que creó un subgénero del cine de terror que muchos realizadores han seguido imitando unas veces, recreando exorcismos reales mientras que otros son relatos inventados de ficción.
Este que comentamos, '13 exorcismos' (2022), dirigido por el debutante Jacobo Martínez, el cine español lo había tocado en su momento cuando estaba de moda en ocasiones, ya casi olvidadas, se basa al parecer en un hecho real ocurrido en la ciudad española de Burgos, aunque en este caso el director gallego se lo lleva a su tierra.
A poco del comienzo hay una sesión de espiritismo, que realiza un grupo de cuatro jóvenes en una casa abandonada donde encuentran retratos de personas fallecidas.
En el grupo figura Laura Villegas, una joven adolescente que al regresar a su casa, donde vive con su hermano postrado en silla de ruedas y sus padres, comienza a comportarse de una manera que no es normal.
Extrañados por la actitud de su hija, a la que le empiezan a salir marcas en su cuerpo y sufre torturas físicas y psicológicas, sus padres, Carmen y Tomás, que pertenecen a una familia excesivamente religiosa, sobre todo la madre que es una fanática que amenaza a los suyos con el castigo divino, acude al Padre Olmedo, uno de los quince sacerdotes exorcistas autorizados por el Vaticano para intervenir en situaciones de posesión por parte del diablo, que ha intervenido en varios casos, para que observe el comportamiento de su hija y trate de saber si en efecto está poseída por un demonio.
La psicóloga del colegio, que se confiesa atea, habla con ella y trata de sacarle algo más acerca de su postura al respeco y le da consejos referentes a su falta de creencias que no coinciden en absoluto con las de la religiosa familia.
La realización está llevada a cabo, como apuntábamos antes, por el debutante Jacobo Martínez, un cineasta procedente del campo de la dirección de fotografía, sobre todo de las series de televisión que son los títulos que más abundan en los treinta títulos que componen su filmografía como tal.
En lo referente al cine únicamente ha realizado un corto y ahora este largometraje en el que se limita a la dirección en la que cae en el tópico de crear el terror a base de sobresaltos originados por la elevación del sonido en los golpes o en la banda sonora.
El guion, que ha sido escrito por Ramón Campos, Teresa Fernández-Valdés y Salvador S. Molina, Carlos Ruano y David Orea, creemos que es un excesivo número de personas para no darse cuenta de los fallos cometidos.
En la interpretación destaca la intervención, en el último tercio, en el que se convierte en protagonista, del veterano José Sacristán que, aparte de su buen hacer, aporta su excelente voz que le da carácter al personaje a la hora de exorcizar a la chica, en este caso interpretada por María Romanillos como Laura, que es la más castigada en cuanto a las manipulaciones que ejerce con su cuerpo en las diabólicas posturas debido a su posesión por el diablo.
En definitiva una película que nada aporta al género al que pertenece por lo que el viaje ha sido baldío ya que por otra parte los jóvenes parece que se están retirando del cine de terror.
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