Por  PACO CASADO

John Woo, director chino, nunca se ha distinguido por tener obras maestras en su filmografía, ni en las películas hechas en su país, ni en los diez años que se llevó trabajando en Hollywood donde lo que hizo fue realizar films comerciales y aprender el oficio del cine americano donde se trabaja con más medios y para un público muy diferente al oriental.
 Al cabo del tiempo ha vuelto a China donde se le ha encargado verter a la pantalla la monumental obra Romance de los tres reinos, una joya de la literatura de aquel país, escrita por Luo Guanzhong difícil de llevar al cine por su extensión y por la espectacularidad de lo que narra.
 Para ello a Woo, que hacía tiempo que quería realizarla, no le han puesto pegas y ha contado con los medios necesarios: 80 millones de dólares, ocho meses de rodaje, 500 técnicos, 2000 actores y 1500 soldados, consiguiendo hacer la mayor y más cara superproducción del cine chino hasta la fecha, que lleva recaudados en su país más de 45 millones de dólares, que en su versión original se compone de un díptico de 280 minutos, pero para la distribución mundial se ha reducido a esta versión de 145 minutos, en la que se mezclan los hechos históricos con algo de ficción, se han perdido algunos personajes y se le ha añadido una voz en off explicativa.
 A pesar de la reducción se sigue con interés, aunque al comienzo cueste un poco hacerse con los nombres de los personajes, sus rostros, e incluso se confundan éstos en las batallas que son sumamente espectaculares dado el derroche de medios, figurantes y efectos especiales con un resultado realmente apabullante.
 En el año 208 antes de Cristo China está gobernada por el emperador Han Xiandi. Cuando el primer ministro quiere conquistar las Tierras del Sur, los reinos de Xu y Wu se alian para combatir al malvado Cao Cao que capitanea el ejército imperial enfrentándose en la histórica batalla del Acantilado rojo.
 El resultado es una cinta de acción con sorprendentes escenas de masas de una gran belleza estética, sobre una historia oriental pero realizada con ojos occidentales de cara al resto del mundo, que no da respiro en ningún momento y en donde llaman la atención las estrategias que se empleaban en el arte de la guerra, teniendo en cuenta las condiciones meteorológicas, como la situación del sol en las batallas, la niebla o el viento para el uso del fuego a la hora de atacar a un enemigo más numeroso y poderoso y sin embargo conseguir vencerle a fuerza de ingenio e inteligencia en la estrategia empleada.
 Está bien ambientada con una cuidada dirección artística y vestuario, metiendo con sumo cuidado las escenas íntimas para contentar también al público femenino y que no sean todo batallas siendo una mujer la que tiene un aporte importante en el espionaje de los métodos bélicos a seguir por el enemigo.
 Cuida también la interpretación, la fotografía y la brillante partitura musical que ambienta las batallas. Esta película ha conseguido once premios internacionales.