Por PACO CASADO 

   El cine francés recogió en su día un hecho histórico bastante macabro ocurrido en 1833 en la posada de Peyrebeille en la que los dueños de la misma, Pierre y Marie Martin, al estar faltos de dinero, porque su establecimiento estaba muy aislado y apenas tenían clientes, se dedicaron a dar muerte a los mismos y a quedarse con sus pertenencias, hasta que fueron descubiertos, juzgados y condenados a morir en la guillotina.
 Sobre este tremendo suceso Honoré de Balzac escribió una novela con el título de El albergue rojo que dio la inspiración a dos películas mudas, una dirigida en 1910 por Camille de Morlhon, con guión de Abel Gance, y otra que realizó Jean Epstein en 1923, que se tomaron en serio esta historia. Posteriormente en 1951 Claude Autant-Lara retomó este relato, pero esta vez dándole un giro de comedia, interpretado por Fernandel y Françoise Rosay como principales protagonistas y en cuyo guión de Jean Aurenche y Pierre Bost se ha basado ahora Gérard Krawczyk para hacer esta nueva versión.
 El actual film sigue el guión paso a paso, con su tono vodevilesco, en el que no abundan las ideas ni tienen gracia las situaciones debido a su simplicidad en las que con frecuencia se da cita la sal gorda, y que, por otra parte, resultan bastante teatrales, ya que casi todas ellas suceden en el interior, con entradas y salidas de los actores en el salón del albergue, con pocas tomas en el exterior.
 El guión caricaturiza con frecuencia los personajes y critica una época en la que las relaciones entre las diversas clases sociales, nobles, burgueses y gentes del pueblo, no eran especialmente buenas, dejando mucho que desear.
 A pesar de tener un reparto de actores populares interesante que se comporta con arreglo a las exigencias de la comedia que representan, exagerando en muchas ocasiones, lo que tal vez le haya dado el éxito comercial en su país.
 El director de 'Taxi 2', Gérard Krawczyk, no le saca todo el partido que debiera, resultando a ratos muy sosa y sin gracia.
 Mucho nos tememos que toda la comicidad la ha causado en Francia y que nuestro sentido del humor sea diferente y no triunfe entre nosotros de igual forma.