Título: | LAS VIDAS POSIBLES DE MR. NOBODY | |
Tit. Orig.: |
MR. NOBODY | |
Nacionalidad: | BÉLGICA, ALEMANIA, FRANCIA, CANADÁ, 2009 | |
Dirección: | JACO VAN DORMAEL | |
Guión: | JACO VAN DORMAEL | |
Fotografía: | CHRISTOPHE BEAUCARME | |
Música | PIERRE VAN DORMAEL | |
Interpretes: | JARED LETO, SARAH POLLEY, LINH DAN PHAM, RHYS IFANS, NATASHA LITTLE, TOBY REGBO, JUNO TEMPLE y ALAN CORDUNER | |
Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 7 AÑOS | |
Duración: | 133 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Si hay un director belga que sea conocido en España a través de sus dos únicas películas, "Totó el héroe" (1991) y "El octavo día" (1996), ese es Jaco Van Dormael, que ha tardado trece años en darnos un nuevo producto de su imaginación con "Las posibles vidas de Mr. Nobody" (2009).
Es un autor que no se prodiga, que tarda en hacer un guión, como en este caso que empleó siete años, que finalmente resultó demasiado complejo para el espectador.
Se mete por primera vez en la ciencia ficción situando la acción en 2092, en el que Nemo Nobody, que tiene 117 años, está a punto de morir y cuenta su vida a un reportero.
Está bajo los efectos del hipnotismo o del estado de coma y los recuerdos de la memoria se hacen confusos sin saber si es verdad lo que vivió o es lo que su imaginación le dicta.
En esencia es su historia de amor con tres mujeres Anne, Elisa y Jeanne y las posibilidades de que fuera una u otra.
Según la decisión que hubiera tomado, así le depararía un destino u otro, como le ocurre de niño que ante la separación de sus padres ha de decidir con cual quedarse. De anciano le entra la duda de qué habría sido de ser distinta su elección.
Es un film sobre la complejidad de la vida, sobre la duda, sobre la decisión que tomamos en cada minuto de nuestra existencia que nos puede llevar a un lugar distinto o a ser alguien diferente.
Para hacer el guión Jaco Van Dormael partió de su corto de 12 minutos, "Es peligroso asomarse" (1982), en el que se planteaba dos futuros posibles, como ocurría en "Una mujer bajo la lluvia" (1991), de Gerardo Vera o en "Dos vidas en un instante" (1998), de Peter Hewitt, cinta que al verla le hizo cambiar la estructura de ser dos las posibilidades a tres, dando a cada personaje una forma de realización distinta.
Esos experimentos que hace con la fotografía, los efectos especiales, etc. interesan más a los técnicos y a los críticos que a los espectadores, que lo que desean es que les cuenten una historia con la mayor claridad, en lugar de tener que echar a volar la imaginación, lo que puede hacer que si no se conocen las claves o no se entra en el juego, la cinta fracase comercialmente por farragosa, a pesar de haber logrado dos premios en la Mostra de Venecia, uno en Estocolmo y otro en Sitges.
La película busca una forma de narrar diferente y en este sentido hay un claro divorcio entre lo que nos cuenta, que es complejo, con derivaciones que van desde el pasado vivido hasta el futuro soñado que incluye la fantasía de un viaje a Marte, su infancia y sus posibles matrimonios, y la factura técnica, que es sugerente, preciosista y experimental en la puesta en escena.
El film exige una atención plena debido a su impenetrable guión, difícil de poner en pie, al mezclar la ciencia ficción con los laberintos de la mente y los hechos fragmentados que llevan a Nemo Nobody al amor, a la familia, al azar, al destino, que baraja como las piezas desordenadas de un puzzle.
Dormael le da dinamismo, con un dominio de los recursos visuales, en un ejercicio de estilo de la inclasificable cinta que nos viene a decir que lo importante es vivir sea la vida que sea.