Título: | BLACK FIELD | |
Tit. Orig.: |
MAVRO LIVADI | |
Nacionalidad: | GRECIA, 2009 | |
Dirección: | VARDIS MARINAKIS | |
Guión: | VARDIS MARINAKIS. Basado en un hecho real | |
Fotografía: | MARCUS WATERLOO | |
Música | DIMITRIS MARAMIS | |
Interpretes: | SOFIA GEORGOVASSILI, CHRISTOS PASSALIS, DESPINA BEBEDELI, MARIA PANOURGIA, DESPOINA KOURTI, VAGGELIO ANDREADAKI, HAKAN BOYAV | |
Censura: | ||
Duración: | 107 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
A pesar de que esta etapa de la historia de su país no es muy apreciada por el cine griego, el director Vardis Marinakis sitúa su ópera prima en ella para contar esta historia real que sucede en Grecia en 1654 bajo la opresión del imperio otomano.
Vardis Marinakis pertenece a una generación de jóvenes realizadores griegos que tienen algo que decir y en este caso toma el riesgo de decirlo con este relato que tiene un fondo histórico con unos personajes fuertes centrados en sus propios sentimientos cuya relación pertenece a cualquier época porque el amor es universal.
A un alejado monasterio situado en la cumbre de una alta montaña, llega gravemente herido un desertor jenízaro y las monjas se encargan de su curación. Todo cambia cuando éste se enamora de Anthi, la novicia que está más a su cuidado, que ha hecho voto de silencio atormentada por guardar un terrible secreto. Finalmente le ayudará y le acompañará en su evasión.
Es una historia de amor sin futuro, ya que es una relación entre dos identidades erróneas que se dejan llevar por sus emociones.
El protagonista fue arrancado de su familia cristiana muy joven para formar parte del ejército opresor y ella guarda silencio para ocultar algo oscuro.
El guión deja de lado el contexto histórico, que sirve solo de fondo, y se centra en el drama humano de esta relación, en la búsqueda de la libertad y de la identidad por parte de Anthi.
Una historia contada de manera lineal, bastante simple y al mismo tiempo un poco convencional, que al final da un giro dramático e incluso trágico en alguno de los personajes.
En el film juega un papel destacado la fotografía de Marcus Waterloo, que fue premiada por la Academia del cine griego, y también la dirección artística, ya que utiliza tonos grises y negros en la primera parte que se desarrolla casi toda entre los muros del convento y en la segunda surge la explosión de color cuando llega el momento de la huida y la esperanza de la libertad a la pareja, liberada de la cárcel que constituyen las paredes de piedra del monasterio, hallándose en plena naturaleza, con colores más cálidos de los idílicos paisajes donde descubren realmente lo que son.
Cinta sólida que prende la atención del espectador, llevada a cabo con una realización lenta y majestuosa como corresponde al relato que tiene entre manos, con un buen trabajo de los actores en general, a pesar de que algunos de ellos son debutantes en la pantalla, caso de Sofia Georgovassili en el papel de Anthi que hace su primer papel en el cine.