Título: | MIEL | |
Tit. Orig.: |
BAL | |
Nacionalidad: | TURQUÍA, ALEMANIA, 2010 | |
Dirección: | SEMIH KAPLANOGLU | |
Guión: | SEMIH KAPLANOGLU, ORÇUN KÖKSAL | |
Fotografía: | BORIS OZBICER | |
Música | No Tiene | |
Interpretes: | BORAS ALTAS, ERDAL BESIKÇIOGLU, TÜLIN ÖZEN, AYSE ALTAY, ALEV UÇARER, ÖZKAN AKCAY | |
Censura: | AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS | |
Duración: | 100 MINUTOS |
---|
Por PACO CASADO
No es frecuente que se vean en nuestras pantallas películas de la cinematografía turca, pero ahora nos llega esta "Miel" (2010) producida en colaboración con Alemania y dirigida por Semi Kaplanoglu, uno de sus directores más exportables, y esto tal vez sea debido a haber obtenido el Oso de Oro y el Premio OCIC en el Festival de cine de Berlín 2010, pues de lo contrario posiblemente nunca hubiera llegado a nuestras salas comerciales.
El film forma parte de una trilogía en la que se cuenta la historia de un hombre en sentido inverso, se cree que la del propio director. Primero fue "Huevo" (2007) en la que se contempla al protagonista adulto, después fue "Leche" (2008), que recoge el final de su adolescencia y ahora "Miel" (2010) con la que retrocede a la infancia, aunque en España la distribuidora se propone exhibirla en el orden del desarrollo natural del protagonista.
En esta entrega conocemos a Yusuf, un niño de seis años, que va a diario a la escuela para aprender a escribir y leer, cuyo padre se dedica a instalar colmenas en las copas de los elevados árboles de las montañas y bosques de Anatolia y posteriormente a recoger la miel, que es de lo que vive su familia, lo que le tiene ausente algún tiempo.
La cinta se extasía en captar la belleza del paisaje como si el tiempo se hubiera suspendido y no pasara nada en su argumento, recogiendo hechos cotidianos como ir a la escuela el niño, hablar con su padre, ayudarle a veces en la tarea de recoger la miel, una fiesta popular y la desgracia final en la que se capta la atmósfera de un duelo con bastante sobriedad.
La película está llevada a cabo con una filmación naturalista, sin ningún tipo de artificio, sin música, recogiendo el silencio y los ruidos de la naturaleza, sin iluminación artificial, con el máximo realismo, sin apenas palabras y sin ninguna referencia temporal histórica, ya que lo que se nos muestra puede suceder en cualquier época y lugar.
Su ritmo es tan lento que parece que no pasa el tiempo, es tan sencilla como elemental, en la que apenas se dice nada; un niño aprende a vivir y a conocer el mundo de los adultos que no acaba de comprender, visto a través de sus ojos, y de la relación con su padre.
Es un cine de trama minimalista, con realismo casi de documental.
El film parece realizado para asistir a los festivales y causar impacto en ellos, como lo demuestra la obtención de los premios conseguidos en Berlín y en otros festivales, con un esteticismo contemplativo de bellos y largos planos fijos.