Título: | LA MITAD DE ÓSCAR | |
Tit. Orig.: |
LA MITAD DE ÓSCAR | |
Nacionalidad: | ESPAÑA, 2010 | |
Dirección: | MANUEL MARTÍN CUENCA | |
Guión: | ALEJANDRO HERNÁNDEZ, MANUEL MARTÍN CUENCA | |
Fotografía: | RAFAEL DE LA UZ | |
Música | No tiene | |
Interpretes: | VERÓNICA ECHEGUI,, RODRIGO SÁENZ DE HEREDIA, DENIS EYRIEY, ANTONIO DE LA TORRE, MANUEL MARTÍNEZ ROCA, SALVADOR GAVILÁN RAMOS | |
Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 7 AÑOS | |
Duración: | 87 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
El director almeriense Manuel Martín Cuenca debutó en el largometraje con 'La flaqueza del Bolchevique' (2002), basada en la novela de Lorenzo Silva, en torno a un amor imposible, con el que María Valverde ganó el Goya a la mejor actriz revelación.
En su segunda película, 'Malas temporadas' (2005), tenía un guión original que adoptaba la fórmula de vidas cruzadas.
En La mitad de Oscar (2010), su tercer film, vuelve a contar con el guionista cubano Alejandro Hernández para hacer un guión propio, pero esta vez no se complica la vida mezclando historias, sino que se centra en pocos personajes, contada de forma lineal y sencilla, con un relato desnudo casi sin palabras.
Oscar es un hombre de 30 años, que presta servicio como guarda jurado en una salina de Almería semi abandonada, en la que no pasa nada, donde la monotonía solo la rompe la visita de Miguel, un compañero jubilado, que le trae el almuerzo.
Su vida es tranquila, vive solo, visita a su abuelo en una residencia y a una prostituta ocasionalmente. La muerte del abuelo hace que regrese María, su hermana, ausente en Francia hace dos años, que llega con su novio Jean.
Las relaciones son frías, apenas hablan. Visitan las montañas y la playa porque Jean no conoce España. Cuando se van a marchar, esa noche Oscar le dice que tienen que hablar y los guionistas se sacan de la manga un secreto inconfesable que resulta de lo más artificial para tratar de justificar todo lo anterior.
Martin Cuenca, que cuenta con un presupuesto mínimo y un equipo técnico tan reducido como es la nómina de sus actores, nos ofrece un relato con una anécdota corta que contiene un secreto que se desvela al final en torno a un amor reprobable, contado con desnudez narrativa, sin apenas diálogos, donde el estupendo sonido (no tiene música) pone la nota dramática a veces en momentos en los que parece que va a suceder algo y finalmente no ocurre nada.
Por muy solitario e introvertido que sea Oscar, no se comprende la fría relación con su hermana, sin motivo aparente, ni tampoco la reacción que tiene con el taxista, que no está justificada además de despegarse del contexto de la historia y para colmo no muestra la resolución de esa subtrama que es casi una anécdota.
Algunos críticos han querido ver en esta forma de narrar y exponer en imágenes un ejercicio de estilo que creemos que no existe ya que no lo vemos por ninguna parte.
Nos llama la atención el desconocimiento total de la elipsis y la manía de alargar planos innecesariamente, totalmente vacíos de contenido, que no hacen más que rellenar el metraje de un relato que únicamente daría para un corto y que por otra parte exaspera la paciencia del espectador.
La lentitud de la narración enfría más el posible dramatismo de la relación fraterna e incluso con el abuelo, aunque esta está justificada al tener alzheimer.
Lo mejor es lo apuntado del excelente sonido, en este caso tan importante como las palabras, y la buena actuación de la madrileña Verónica Echegui en un papel muy distinto al que nos ofreció en su cinta revelación de 'Yo soy la Juani'.