Título: | EL INOCENTE | |
Tit. Orig.: |
THE LINCOLN LAWYER | |
Nacionalidad: | EE.UU., 2011 | |
Dirección: | BRAD FURMAN | |
Guión: | JOHN ROMANO. Basado en la novela escrita por MICHAEL CONELLY | |
Fotografía: | LUKAS ETTLIN | |
Música | CLIFF MARTINEZ | |
Interpretes: | MATTHEW McCONAUGHEY, MARISA TOMEI, RYAN PHILLIPPE, JOSH LUCAS, JOHN LEGUIZAMO, WILLIAM H. MACY, MICHAEL PEÑA, BOB GUNTON, FRANCES FISHER, BRYAN CRANSTON | |
Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 12 AÑOS | |
Duración: | 116 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
El cine norteamericano siempre ha tenido pasión por las películas de juicios y los falsos culpables como lo demuestran algunos títulos entre ellos del maestro Alfred Hitchcock que están en la mente de todos.
En los años noventa hubo una gran explosión de esta clase de cine hasta que de alguna manera se saturó el tema.
Eso no ha sido problema para que Brad Furman llevara a cabo en su segundo largometraje la adaptación de la notable novela de Michael Conelly de la que ha hecho un buen trabajo el guionista John Romano.
Mike Haller es un cínico abogado que posee un coche marca Lincoln, con chofer, en cuyo asiento trasero prácticamente tiene su despacho y desde donde resuelve muchos de los problemas que se le plantean.
Es un hombre sin escrúpulos y no tiene inconveniente en aceptar el caso de Louis Roulet, un joven millonario, que ha sido acusado de maltratar a una prostituta, de lo que se declara inocente, aunque todas las pruebas le acusan, pero cree que es una conspiración urdida contra él.
El guion, bien estructurado, hace una buena adaptación de la novela, que va graduando adecuadamente la información, y nos plantea en un breve prólogo la personalidad del protagonista, su manera de actuar, para después entrar en materia y desarrollar lo que constituye el meollo de este intrigante film en el que se dan varios giros hasta llegar al intrincado final.
En este sentido todo encaja como las piezas de un puzzle, sin dejar ningún cabo suelto de las distintas sorpresas que nos ofrece la trama, tras definir con perfección no solo al protagonista sino también a su esposa, de la que está separado, pero mantiene una buena relación, así como a su cliente.
Toca algunos temas interesantes como la creencia en la inocencia de su defendido, la falta de ética del abogado en algunas actuaciones en favor de aplicar justamente la ley, el tomarse la justicia por su mano de algunos personajes.
Brad Furman lleva a cabo la narración con solvencia y clase, a buen ritmo, sin que decaiga el interés ni la tensión en ningún instante de la proyección, sin dejar cabos sueltos y sale muy airoso del empeño.
Como dato curioso fue el autor de la novela, Michael Conelly, quien sugirió el nombre del actor Matthew McConaughey para incorporar al personaje del abogado, papel muy similar al que hizo en un thriller anterior, "Tiempo de matar" (1996), de Joel Schumacher.
Una cinta de calidad con la que disfrutarán los amantes de este género cinematográfico.