Título: | ALMAS CONDENADAS | |
Tit. Orig.: |
MY SOUL TO TAKE | |
Nacionalidad: | EE.UU., 2010 | |
Dirección: | WES CRAVEN | |
Guión: | WES CRAVEN | |
Fotografía: | PETRA KORNER | |
Música | MARCO BELTRAMI | |
Interpretes: | MAX THIEROT, ZENA GREY, NICK LASHAWAY, DANAI GURIRA, JOHN MAGARO, DENZEL WHITAKER, PAULINE OLSZYNSKI, JEREMY CHU, EMILY MEADE, FRANK GRILLO | |
Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 16 AÑOS | |
Duración: | 107 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
En el pueblo de Riverton existe la leyenda de que el Destripador vendrá para matar a los niños malos, algo que se les cuenta a los pequeños para asustarles, pero cuando se cumplen 16 años de su muerte, el día en que había jurado volver para asesinar a todos los que nacieron en esa noche, comienzan a sucederse los crímenes de las personas que cumplen los 16 años.
Esta historia nos suena a conocida, por aquello de que el asesino vuelve al cabo de un tiempo para vengarse, nos recuerda, por ejemplo, a "La noche de Halloween" (1978), de John Carpenter o "Pesadilla en Elm Street" (1984), del propio Craven, y en cuanto a que una serie de adolescentes van muriendo a sus manos, son incontables los títulos que se podrían citar al respecto.
Cuando la muerte se introduce en un instituto tiene el campo abonado, como ocurre aquí, al estar todos en edad escolar.
Entre ellos se da el que acumula más sospechas, la chica pelirroja demasiado religiosa, el que es maltratado por su padrastro, la que domina a las demás erigiéndose en la jefa del grupo, el que tiene migrañas y por ello es sospechoso, el matón de turno, el que tiene claustrofobia y así podríamos seguir citando a más jóvenes descarriados, con padres despreocupados, en esa difícil edad del paso de la adolescencia a la madurez, que van muriendo de forma violenta.
La única variante en esos casos es que en cada una de esas películas se busca una excusa para que el psicópata de turno mate a uno tras otros, y a veces ni siquiera tienen ningún pretexto.
En este caso cabe la duda de si el Destripador no murió al caer al río, ya que su cadáver nunca apareció, o si su alma se reencarnó en uno de los siete niños que nacieron en esa noche y en ese caso uno de ellos será quien mate a los otros en tan solo veinticuatro horas.
Wes Craven, un especialista del cine de terror, aunque sus film no tengan calidad, casi siempre busca dar una vuelta de tuerca al género para que parezca original y en ese sentido ha tenido ideas aprovechables, que después en las sucesivas secuelas se han ido deteriorando poco a poco.
En esta ocasión la brutal y retorcida historia nos suena a ya vista, a conocida, a repetida de muchas veces. Hacía tiempo que Craven no escribía un guion original, habiéndose limitado a dirigir los de otros, caso de Kevin Williamson en "Scream" (1996), llegándose a pesar que hubiera perdido la creatividad y que sin un guionista no es capaz de hacer nada medianamente potable.
Esta cinta no tuvo la buena acogida de otras suyas anteriores por parte del público, ni de la crítica, a pesar de un arranque con cierta fuerza que después se va haciendo repetitivo, sin suspense, ni intriga que lo sostenga, ya que no tiene fuerza y es previsible. Tampoco tiene actores conocidos que añadan algún atractivo.