Título: | TEMPLARIO | |
Tit. Orig.: |
IRONCLAD | |
Nacionalidad: | EE.UU., INGLATERRA, ALEMANIA, 2010 | |
Dirección: | JONATHAN ENGLISH | |
Guión: | JONATHAN ENGLISH, ERIK KASTEL, STEPHEN McDOOL | |
Fotografía: | DAVID EGGBY | |
Música | LORNE BALFE | |
Interpretes: | JAMES PUREFOY, PAUL GIAMATTI, KATE MARA, BRIAN COX, JASON FLEMYNG, MACKENZIE CROOK, DEREK JACOBY, CHARLES DANCE, VLADIMIR KULICH, ANEURIN BARNARD | |
Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 16 AÑOS | |
Duración: | 119 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
En otros tiempos el cine americano nos tenía acostumbrados a presentarnos una Edad Media de limpios castillos, lujosos ropajes y batallas incruentas. Ahora la moda es ceñirse al más duro y violento realismo ofreciéndonos una cara distinta de ese período históricos, lleno de fango, mugre y miseria, con sangrientas batallas, castillos destruidos y muerte por doquier.
Para su tercer largometraje, el director británico Jonathan English, un enamorado de los castillos, visitó el de Rochester, se empapó de su historia y contó con el máximo realismo lo que ocurrió entre sus murallas, lo que constituye toda una lección de historia inglesa.
En 1.215 el pérfido Rey Juan I de Inglaterra, se vio obligado a firmar a la fuerza la Carta Magna, en la que se reconocía los derechos de los ciudadanos y se recortaba su autoridad.
Poco después fue matando a los firmantes y recuperando el poder, hasta que unos rebeldes, agrupados por el barón Albany, se refugiaron en el Castillo de Rochester y plantaron cara al tirano. Entre ellos estaba Marshall, un hombre herido en su honor y en su fe, atormentado por su oscuro pasado en Las Cruzadas y las atrocidades allí cometidas.
La película presenta un retrato descarnado y violento, por real, de la brutalidad de la Alta Edad Media rescatando uno de los hechos históricos más gloriosos de la Inglaterra medieval a través de las tres batallas habidas entre los muros de la citada fortaleza, llevadas a cabo por este grupo de valientes para salvar el honor y reivindicar la justicia, resistiendo a todo un ejército.
El film se apunta al hiperrealismo abusando de la violencia con escenas descarnadas de mutilaciones, demembramientos, exceso de sangre y espantosas torturas, a veces innecesarias y otras que resultan repetitivas.
En este aspecto se le puede poner la pega del uso de la cámara a mano en las batallas, lo que resulta mareante en ocasiones. Un montaje en corto le hubiera dado el mismo dinamismo y surtido mejor efecto.
La realización de esta cinta fue suicida porque tiene el mérito y el loable empeño de hacer un retrato riguroso y muy bien documentado logrando una superproducción con un presupuesto ridículo de poco más de 20 millones de dólares, propio del cine independiente, y sin embargo obtener un resultado espléndido que funciona, demostrando que se puede hacer a pesar de su bajo coste.
Dispone de un notable reparto con el americano Paul Giamatti en el papel del Rey Juan, respaldado por notables actores y emblemáticos secundarios británicos.