Título: |
ANTICRISTO |
Título original: |
ANTICHRISTO |
Nacionalidad: |
DINAMARCA, ALEMANIA, FRANCIA, ITALIA de 2009 |
Dirección: | LARS VON TRIER |
Guión: | LARS VON TRIER y ANDERS THOMAS JENSEN |
Fotografía: |
ANTHONY DED MANTLE |
Música: |
Un tema de HAENDEL |
Interpretes: |
WILLEM DAFOE y CHARLOTTE GAINSBOURG |
Censura: |
NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 18 AÑOS |
Duración: |
107 MINUTOS |
Por PACO CASADO
El director danés Lars Von Trier ha sido siempre polémico, mucho antes de que ideara el movimiento seudofílmico que llamó Dogma, que tuvo una serie de adeptos y que abandonó tras hacer la ópera prima del mismo, 'Los idiotas' (1998), título muy adecuado para los que le siguieron, ya que continuamos pensando que fue una vuelta atrás en el avance del lenguaje cinematográfico al privarle de algunas de sus cualidades y reglas.
Una vez más en el pasado Festival de Cannes 2009 volvió a revolucionar al personal, a dividir a la crítica, y no sin motivo, con su última película, Anticristo, dándole la razón a sus detractores al autoproclamarse como "el mejor director del mundo" lo que no es más que una presunción y una provocación, como lo es su film al incluir determinadas escenas que en muchas de las ocasiones no están en absoluto justificadas.
La cinta está compuesta por un prólogo y un epílogo, ambos en blanco y negro, y cuatro capítulos. En el inicio una pareja, Él, terapeuta, y Ella, que escribe su tesis de fin de carrera, hacen el amor mientras que Nick, el hijo de corta edad, se cae por la ventana y se mata.
Los tres primeros capítulos contienen el dolor, la pena, la angustia y el sentido de culpa de la madre al creerse responsable de la muerte de su hijo.
Él decide tratarla y se trasladan a una cabaña, llamada Edén, en medio de un bosque, donde las reacciones son propias de unas sesiones terapéuticas que interesan más a la clase médica de esta especialidad que a un espectador.
El cuarto capítulo es el caos total. Tras creerse ella curada las reacciones son todo lo contrario y ahí vienen unas escenas más típicas del cine de terror (ablación de clítoris, masturbación sangrienta, perforación de una pierna, aplastamiento de genitales masculinos, etc.) que de un drama como el que se incluye en los capítulos precedentes, con la locura desatada por parte de ambos, con final imprevisible que no vamos a desvelar.
Lars von Trier ha declarado que hizo este guión como una terapia personal después de sufrir una gran depresión. En este caso es egoísta, egocéntrico y soberbio, ya que ha llegado a decir que "lo que ruedo, lo ruedo para mí, no para los demás. Nunca pienso en el público".
Tras estas palabras no es extraño que al espectador no le interese su film, realizado como un ejercicio terapéutico para expulsar sus miedos, sus fantasmas internos, sus fobias y sus más tenebrosas obsesiones, en conflicto consigo mismo y con Dios, ya que se declara ateo, y sobre todo tras sufrir la tortura que son sus imágenes con tantas escenas repletas de violencia sexual de alta intensidad que aterran y repugnan en algunos momentos, con una vertebración dramática un tanto caótica.
Desde el punto de vista puramente cinematográfico es un gran duelo claustrofóbico entre dos buenos actores, siendo ella, como es habitual en el cine de Lars von Trier, la que tiene el papel más difícil, a la que le exige más, y no es extraño que Charlotte Gainsbourg obtuviera el premio a la mejor actriz en el Festival Cannes por su dramático papel.
Posee una buena fotografía, abusa de las imágenes a ralenti, pero no de la cámara a mano y en algunos momentos recuerda el cine de los autores nórdicos por la lentitud y la actitud interpretativa de los dos únicos actores.