Título: | EL GATO DESAPARECE | |
Tit. Orig.: |
EL GATO DESAPARECE | |
Nacionalidad: | ARGENTINA, 2011 | |
Dirección: | CARLOS SORÍN | |
Guión: | CARLOS SORÍN | |
Fotografía: | JULIÁN AZPETEGUIA | |
Música | NICOLÁS SORÍN | |
Interpretes: |
LUIS LUQUE, BEATRIZ SPELZINI, NORMA ARGENTINA, MARIA ABADI, GISELA ARINGOLI, ALEJANDRO JAVIER BURES, EMMA JAYNE CARLTON GABRIEL FLORES GONZÁLEZ |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 7 AÑOS | |
Duración: | 89 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Después de pasar por la sección oficial del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, se estrena puntualmente esta última producción de Carlos Sorín, director argentino con un cine muy personal, en el que suele contar historias humanas mínimas e íntimas de personajes rurales, con actores no profesionales, como lo demuestran sus películas anteriores a ésta en la que ha querido abandonar esa clase de cine y hacer un thriller clásico al estilo de Alfred Hitchcock, director al que admiraba profundamente. Aún así diríamos que ha seguido con su mismo esquema, de un cine sin alardes, sencillo, rutinario en su cotidianeidad, que se caracteriza por su tono agridulce, entre el drama social y la comedia costumbrista, con algo de suspense.
En este caso nos cuenta el drama de Beatriz al recoger a Luis, su marido, que durante los últimos meses ha estado internado en un hospital debido a padecer unos brotes psicóticos.
Tras 25 años de matrimonio la incógnita está en si volverá a ser el mismo de siempre, anterior al de ese cuadro clínico, y si se podrá volver a repetir. La esposa recela del marido, al desaparecer el gato, entrando en un estado latente de celos al borde del ataque de nervios.
El guion desarrolla una historia escasa, basada en la incertidumbre, el desconcierto y el desasosiego que alarga un poco y estanca la película, en ocasiones de baja intensidad, sin hacerla progresar con algo más que enganche al espectador.
Por otra parte trata de crear un poco de suspense con la desaparición del felino del título y su consiguiente búsqueda, aunque eso despista al espectador del problema central, del drama de la pareja.
Experimento minimalista de un desajuste emocional y psicológico con una intriga algo ingenua en donde no le interesa a Sorín el thriller sino el ambiguo comportamiento de los protagonistas ante el miedo de descubrir que no se conocen realmente a pesar de tantos años juntos.
La sobria puesta en escena parece un estudio de los diversos géneros que confluyen en el film en el que conviven el drama del matrimonio, la intriga psicológica, el suspense de la desaparición del gato cuya búsqueda parece un thriller, algunas leves situaciones de comedia y otras de terror casi al final, con una solución inesperada y abierta a la interpretación.
Una realización seria, algo claustrofóbica en cuanto a los escenarios, con una estupenda banda sonora de tono elegante al inicio y subrayando los momentos más emocionantes en el último tercio, con una excelente fotografía y dos buenos actores, algo habitual en el cine argentino, que forman la pareja protagonista, Luis Luque y Beatriz Spelzini, especialmente ella que tiene que dar la evolución de su personaje hacia la locura, algo que es un tema universal y a veces tabú. Una vez más su cine no entusiasma pero está bien hecho.