Título: | ELEFANTE BLANCO | |
Tit. Orig.: |
ELEFANTE BLANCO | |
Nacionalidad: | ARGENTINA, ESPAÑA, 2012 | |
Dirección: | PABLO TRAPERO | |
Guión: |
ALEJANDRO FADEL, MARTÍN MAUREGUI, SANTIAGO MITRE, PABLO TRAPERO |
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Fotografía: | GUILLERMO NIETO | |
Música | MICHAEL NYMAN | |
Interpretes: |
RICARDO DARÍN, JÉRÉMI RENIER, MARTINA GUSMÁN, PABLO GATTI |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 12 AÑOS | |
Duración: | 107 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Tras pasar por la sección "Una cierta mirada", del Festival de cine de Cannes 2012, llega a las pantallas españolas "Elefante Blanco" (2012), la última película dirigida por Pablo Trapero.
El film toma el título del nombre de un hospital, que nunca se llegó a terminar, donde ahora se refugian las ratas y los drogatas, y que iba a ser el mayor de Latinoamérica, situado en Ciudad oculta, una barriada del extrarradio de Buenos Aires, en la que viven hacinados más de 30.000 personas y donde circula la droga que se encargan de distribuir dos clanes en constante lucha, lo que original gran cantidad de violencia.
El "Elefante blanco" es como un símbolo, una metáfora, que queda diluida en la narración, convertida en un escenario testimonial.
En ese mal ambiente dos sacerdotes, los Padres Julián y Nicolás, ayudados por Luciana, una abogada y asistenta social atea, tratan de ser solidarios, de defender a estos sin techos, faltos de recursos, abandonados por las autoridades, pero no de las manos de Dios. Uno de ellos se ocupa de evangelizar, el otro del trabajo social.
El guion está inspirado en un hecho real, en el creador de la Iglesia de Cristo Obrero, el padre Carlos Mungía, que fue asesinado a tiros en 1974, al que se le presta un homenaje dentro de la trama del film.
No cabe duda que se trata de un proyecto ambicioso exponer las dificultades con las que muchas veces tropieza la iglesia para llevar a cabo sus planes de evangelización, como se muestra al comienzo, antes de los créditos, en que el Padre Nicolás ve cómo los militares o paramilitares matan a sus colaboradores en una guerrilla en la selva, siendo rescatado por el padre Julián para que continúe la labor al frente de su parroquia.
El mayor problema de esta cinta es que las acciones se dispersan y no tiene una narrativa en donde se produzcan momentos de interés, ya que todo es bastante plano, salvo alguna escena de acción por la disputa de los clanes de la droga o la intervención de la policía al final, todo transcurre con bastante calma y la naturalidad cotidiana del día a día.
Lo mejor de esta película es que no manipula en ningún momento, sino que expone con claridad los problemas de estos chicos, de sus familias e incluso la debilidad de la carne de los seres humanos, con sus defectos y virtudes, que a veces caen en la tentación. Esto hace que sea algo monótona y el final fuerce las acciones.
Otra de las virtudes del film es el formidable trabajo del trío protagonista, principalmente de ese actor fenomenal que es Ricardo Darín, que lo dice todo con la mirada, que es una garantía para cualquier historia, bien seguido por Jérémi Renier, el cura extranjero, y Martina Gusmán, la esposa del director, en el papel de Luciana.