Título: | A ROMA CON AMOR | |
Tit. Orig.: |
TO ROME WITH LOVE | |
Nacionalidad: | EE.UU., 2012 | |
Dirección: | WOODY ALLEN | |
Guión: |
WOODY ALLEN |
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Fotografía: | DARIUS KHONDJI | |
Música | Varias canciones | |
Interpretes: |
WOODY ALLEN, PENÉLOPE CRUZ, ELLEN PAGE, ALEC BALDWIN, ROBERTO BENIGNI, JESSE EISENBERG, JUDY DAVIS, GRETA GERWIC, ORNELLA MUTI, DONATELLA FINOCCHIARO, ANTONIO ALBANESE |
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Censura: | AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS | |
Duración: | 112 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
En otros tiempos el cine italiano era muy dado a hacer películas compuestas por varios episodios y eso es lo que ha hecho Woody Allen, pero con la diferencia de que aquí no van por separado, sino que las historias las cuenta de manera simultanea, al estilo actual de "vidas cruzadas" pero sin mezclarse los personajes.
No por ello pierden interés en un guion inteligente, como suelen ser generalmente los suyos. Bien es verdad que no todas tienen la misma enjundia o altura ni son igualmente divertidas.
Una joven pareja de recién casados llega a Roma en viaje de boda y para entrevistarse con la familia de él que le dará un buen puesto en su empresa, pero una prostituta se mete por medio.
Una chica americana se enamora de un romano y sus padres vienen a conocer a la familia que tiene un negocio funerario y el padre canta ópera en la ducha. El futuro suegro quiere contratarlo.
Un ciudadano anónimo se convierte, de la noche a la mañana, sin saber porqué, en famoso, gracias a aparecer en la televisión.
Un estudiante de arquitectura se enamora de la mejor amiga de su novia, una alocada actriz, que pasa unos días a Roma mientras espera le den un papel en una importante producción. Por medio se mete como consejero sentimental un famoso arquitecto.
Woody Allen se ha empeñado, casi desde siempre, en hacer un film por año y aunque antes no salía de su Nueva York, de un tiempo a esta parte ha descubierto que rodar en Europa es más barato y con la libertad que no le dan los estudios norteamericanos.
Así ha rodado en Inglaterra, Francia, España y ahora tocaba Italia, no sabemos donde caerá la siguiente, pero de momento está filmando en San Francisco.
En todas estas últimas realizadas en Europa hay como una especie de acuerdo en tener como telón de fondo de los argumentos bellas tarjetas postales de la ciudad donde filma y en ésta no iba a ser menos, con imágenes bien fotografiadas y sin caer demasiado en el tópico turístico.
A pesar de la brevedad de los relatos hay una cierta crítica en algunos de ellos, por ejemplo, a la fama absurda que da la televisión a personas normales, sin más mérito que el simple hecho de aparecer en la pequeña pantalla, desatándose la histeria entre los paparazzis, medios de comunicación y en el público en general.
La fama tiene sus ventajas, pero termina por cansar y desear volver a ser en una persona anónima.
A lo largo de ellas se deslizan temas de siempre como el amor, la amistad, la alegría de vivir, los conflictos humanos, el sexo, la infidelidad, la fama, la prostitución, entre otros.
Otras veces juega con el equívoco, como en la historia de la prostituta, tomada por la esposa del ingenuo pueblerino, que sigue el juego para no perjudicarlo, mientras su esposa se desvive por un actor que no tiene más atractivo que ser su ídolo.
En otra se da rienda suelta al absurdo del cantante de ópera que únicamente lo hace bien en la ducha, en la que Woody Allen pone mucho de su habitual comicidad, que suele hacer gracia, en donde su personaje se expresa con su habitual sarcasmo sobre la muerte, la enfermedad, la religión, los judíos, los comunistas, etc..
No falta en esta cinta la gracia al estilo de las comedias italianas de antaño, tan populares en esa cinematografía, sin importarle caer en tópicos, como la pasta italiana, la ópera, el choque cultural, el hombre de la calle con los problemas que le aquejan e incluso se autoparodia como intelectual judío.
Al ser varias historias hace que la película resulte un poco plana, sin el interés que tendría un argumento unitario como otras suyas.
Como es habitual posee un buen plantel de actores al que maneja con bastante soltura, destacando el desenfado de Penélope Cruz, la seriedad de Alan Baldwin en esa especie de conciencia del joven arquitecto, el desparpajo de Roberto Benigni y del propio Allen, tan divertido como siempre.
Acostumbra a tener buen gusto al seleccionar las composiciones de la banda sonora, aquí con conocidas canciones y melodías italianas de siempre, como no podía ser menos.
No es la mejor del director de "Manhattan", que creemos que ha bajado un poco el nivel con respecto a otras obras suyas más logradas, pero divierte con bastante calidad.