Título: | FRANKENWEENIE | |
Tit. Orig.: |
FRANKENWEENIE | |
Nacionalidad: | EE.UU., 2012 | |
Dirección: | TIM BURTON | |
Guión: |
JOHN AUGUST. Basado en los personajes creados para el corto de igual título por TIM BURTON, LEONARD RIPPS |
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Fotografía: |
PETER SORG en Blanco y negro |
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Música | DANNY ELFMAN | |
Interpretes: |
Animación |
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Censura: | AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS | |
Duración: | 87 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Tim Burtom, según dicen, de pequeño fue un niño apocado, reservado y eso se nota en sus películas y sobre todo mucho más en la última, 'Frankenweenie', que supone un regreso a sus raíces y obsesiones en la que parece reflejar el mundo de su infancia, además de sus mitos y admiraciones cinematográficas, ya que está plagada de referencias sobre todo al cine de terror.
Se basa en el corto de igual título que hizo para Disney en 1984 con un millón de dólares, que le costó el puesto en la productora que no lo llegó a estrenar, que ahora amplia hasta un largometraje, basándose en aquellos personajes y añadiendo otros nuevos y más aventuras.
Tras la muerte de su perro Sparky, Víctor, que es un niño solitario, que no se relaciona con sus compañeros, que se refugia en su mascota para no sentirse solo, aplica las enseñanzas de su profesor de ciencias y logra resucitar a su querido amigo canino al que oculta para que no le tomen por loco; pero un compañero se entera, lo divulga y los demás niños le imitan llenando la ciudad de monstruos que siembran el terror, el pánico y el caos.
A lo largo de su filmografía hay bastantes títulos que se encuadran en el género del terror, ('Bitelchus', 'Sleepy Hollow', 'La novia cadáver') al que es muy aficionado, lo que se nota perfectamente en sus films que aunque no sean de esa clase siempre se desenvuelven en un ambiente oscuro que denotan su sello personal.
En esta ocasión no vuelve al dibujo animado, ni a la animación por ordenador, sino a la vieja técnica del stop motion o sea fotograma a fotograma, para darle movimiento a sus marionetas.
No cabe duda que se trata de una revisión de Frankenstein, en versión infantil y en blanco y negro, aunque no haya pagado derechos de autor a la escritora Mary Shelley, cuyo apellido utiliza para poner nombre a uno de sus personajes, como igualmente trastoca el de los padres como Frankenstien.
Las referencias cinematográficas son múltiples, citemos algunas, por ejemplo, uno de los alumnos es físicamente Frankenstein, otro el jorobado de Notre Dame, la perrita de la vecina es clavada a la novia de Frankenstein con su beta canosa y uno de los personajes se llama Elsa como la actriz que la interpretó (Elsa Lanchester), el profesor es parecido a Vincent Price, utiliza imágenes en el televisor del 'Drácula' de la Hammer con Christopher Lee y así podríamos seguir.
No hay que poner en criterio que se trata de un director inteligente, que posee títulos muy logrados en su filmografía, que tiene muchos fans, aunque no nos encontremos entre ellos, en bastantes de los cuales nos ha vuelto a hablar de él mismo sin que nos diéramos cuenta gracias a su audaz imaginación.
No dejamos de reconocer su valía cuando la tiene, y en este título sí es el caso, ya que con él se ha trasladado a ese otro mundo donde vivió sus fantasías de infancia y las sigue haciendo ahora de adulto.
Tras 'Alicia en el país de las maravillas', que no acabó de convencer, volvió a lo gótico con 'Sombras tenebrosas', que no se tomó muy en serio y pinchó.
Ahora sigue en el género con 'Frankenweenie' que es un homenaje de un niño a su mascota canina, y una declaración de amor de Burton al cine de terror, cinta a la que le da una forma clásica con algunas escenas sentimentales y otras bañadas de cierta tristeza, la propia de Víctor que no se ve comprendido por su padre que prefiere que haga deporte y ello ocasiona la muerte de Sparky, que tal vez fuera algo que también le sucedió al director en su infancia que marcara su vida.
El guion tiene dos partes bien diferenciadas, una primera reposada y tranquila en la que vamos conociendo a los personajes y planteando la trama y una segunda en la que toma carrera y adquiere ritmo para entrar en el desenfrenado caos que se provoca en el tercio final realizado con una habilidad admirable, con un ejemplar el montaje y con la música de su habitual Danny Elfman para darle más fuerza a las imágenes.
Posiblemente no sea apropiada para los niños más pequeños (esta vez Disney no lo va a echar, antes al contrario distribuye la película) y por otra parte disfrutarán más los adultos.