Título: | DOLLS (MUÑECAS) | |
Tit. Orig.: |
DOLLS | |
Nacionalidad: | JAPÓN, 2002 | |
Dirección: | TAKESHI KITANO | |
Guión: |
TAKESHI KITANO |
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Fotografía: |
KATSUMI YANAGISHIMA |
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Música |
JOE HISAISHI |
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Interpretes: |
MIHO KANNO, HIDETOSHI NISHIJIMA, TATSUYA MIHASHI, CHIEKO MATSUBARA, KYÔKO FUKADA, KAYOKO KISHIMOTO, KANJI TSUDA, YÛKO DAIKE |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS | |
Duración: | 112 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Lo primero que sorprende en esta cinta es que estando dirigida por Takeshi Kitano no se haya reservado un papel como actor y lo segundo es que siendo tan adicto a la violencia haya compuesto una película eminentemente poética y pictórica en torno al amor.
Comienza con una escena del tradicional teatro de marionetas japonés o bunraku que funde con la primera de las tres románticas historias de amor que trazan una sutil reflexión sobre lo puro y lo impuro que anida en el corazón de los enamorados, el verdadero amor que todo lo puede.
Un joven que iba a casarse con su chica es obligado a hacerlo con la hija del jefe por mejorar.
Las otras dos historias hablan del amor, del deseo, del fracaso y de la muerte.
La segunda es la de un viejo jefe yakuza que vuelve al parque al cabo de los años en busca de un amor que abandonó en dicho lugar y que le prometió que le seguiría esperando allí cada sábado para comer juntos.
La tercera es el amor que siente un admirador por una cantante que es capaz de sacrificarse por ella con tal de seguirla.
Las tres historias se van sucediendo y entremezclando los personajes en algún momento de sus tramas y en todas ellas está presente el amor y los sentimientos que afloran entre los amantes, unos dolorosos, otros gozosos y a veces hasta mortales, en un romanticismo y una ternura que huye de los tópicos.
Filmada con exquisita elegancia nos sumerge en el universo de las pasiones difíciles, del amor y el desamor con una cadencia poética envolvente que demuestran la sensibilidad del cineasta.
Kitano hace alarde de su faceta de pintor y pone una amplia gama de colores en la paleta, de las distintas estaciones del año con todo su esplendor, olvidándose de los grises de anteriores films suyos, salvo en Flores de fuego, una de sus mejores obras.
La fotografía adquiere así un alto nivel estético jugando un papel primordial, ya que en algunos momentos y ante la ausencia de diálogos adquiere una gran relevancia, marcando los colores, el desarrollo de la trama y el tono de los sentimientos.
Una cinta bella e intimista, creativa y clarividente, una composición pictórica, un estallido de color, de latidos románticos, de alma y pasión, un goce estético que no es asequible a todos los públicos.
Tras pasar por la Mostra de cine de Venecia ganó tres premios de otros tantos festivales internacionales.