Título: | EL PÁRAMO | |
Tit. Orig.: |
EL PÁRAMO | |
Nacionalidad: | COLOMBIA, ARGENTINA, ESPAÑA, 2011 | |
Dirección: | JAIME OSORIO MÁRQUEZ | |
Guión: |
JAIME OSORIO MÁRQUEZ, ALEJANDRO NIÑO |
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Fotografía: |
ALEJANDRO "NANO" MORENO |
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Música |
RUY FOLGUERA |
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Interpretes: |
JUAN PABLO BARRAGÁN, ALEJANDRO AGUILAR, MAURICIO NAVAS, JUAN DAVID RESTREPO, ANDRÉS CASTAÑEDA, NELSON CAMAYO, JULIO VALENCIA, DANIELA CATZ |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 18 AÑOS | |
Duración: | 100 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Tras pasar por el Festival de Sitges de 2011, se estrena ahora, de manera minoritaria en pocas pantallas españolas, esta cinta colombiana en coproducción con Argentina y España, que supone el debut en el largometraje del director de esa nacionalidad, formado en Francia, Jaime Osorio Márquez.
Nueve soldados del batallón Río Seco son enviados a una base militar situada en un páramo que se supone está ocupada por la guerrilla. Amparados en una espesa niebla cuando llegan al lugar únicamente encuentran a una mujer al borde del paroxismo, atada y en mal estado, a la que suponen una guerrillera, mientras otros la creen una santera o una bruja, que les traerá mala suerte.
El aislamiento de sus jefes, el miedo, el terror, hará que entren en una especie de locura y que acaben matándose entre sí.
La película es una mezcla de varios géneros, entre ellos el bélico y el terrorífico, por una parte por el escenario en el que se desarrolla y por otro por el estado de ánimo en que termina sumido este grupo de soldados que acaban enfrentados ante sí sin saber quién es el enemigo al que han de enfrentarse.
La acción se desarrolla en un único lugar, la base militar abandonada en donde se les van acabando los alimentos y las medicinas para curar a los heridos y hasta el valor, que se les presupone, con alguna que otra rebelión contra el teniente que los manda que se empeña en cumplir una inexplicable orden de sus superiores con férrea disciplina militar, como absurda y sin sentido son todas las guerras.
Hay escenas de fuerte impacto, que recuerdan en este sentido a títulos anteriores en los que no tienen reparo en presentar amputaciones corporales de forma explícita.
Una vez más se pone de relieve la mala producción del cine colombiano, aquí con una fotografía muy oscura, disculpable al ser de noche y en lugares con poca luz, pero especialmente el mal sonido que hace dificultoso entender los diálogos castrenses, que tienen la categoría literaria propia del ejército, adornada con constantes palabras malsonantes, algo habitual y frecuente en el habla cotidiana colombiana, hasta el punto de que la distribuidora se ha visto obligada a subtitular el film para que pueda ser entendido.