Título: | ACCIDENTE | |
Tit. Orig.: |
ACCIDENT | |
Nacionalidad: | INGLATERRA, 1967 | |
Dirección: | JOSEPH LOSEY | |
Guión: |
HAROLD PINTER |
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Fotografía: |
GERRY FISHER |
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Música |
JOHN DANKWORTH |
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Interpretes: |
DIRK BOGARDE, STANLEY BAKER, JACQUELINE SASSARD, MICHAEL YORK, DELPHINE SEYRIG, VIVIEN MERCHANT, ALEXANDRE KNOX, ANN FIRBANK |
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Censura: | AUTORIZADA PARA MAYORES DE 18 AÑOS | |
Duración: | 100 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Una media docena de meses después de su exhibición en el Festival de Cannes, donde fue galardonada con el Premio Especial del Jurado obtenido ex-aequo con "Yo he visto zíngaros felices" de Aleksander Petrovic, "Accidente" se presentó en Madrid.
Hemos tenido que esperar nueve meses desde entonces para poder contemplar esta monumental obra de Joseph Losey y precisamente en una fecha estival.
Este invierno tuvimos ocasión de contemplar "El sirviente" otra obra de Losey con guion de Harold Pinter, que precísamente ha sido uno de los mayores éxitos de las salas de arte y ensayo y sin duda una de las mejores películas de la temporada.
"Accidente" viene a demostrarnos, una vez más, que la colaboración entre el célebre escritor de teatro Harold Pinter y el excelente realizador de cine Joseph Losey da extrardinarios resultados.
Si quisieramos definir de alguna manera este film personalmente eligiríamos el parangón con un simple paréntesis, un invisible paréntesis temporal en el que se encierra todo un sólido y profundo estudio de una sociedad inglesa, y cuyos signos son el accidente.
Nuevamente el extraordinario tandem Losey-Pinter vuelve a hacer un estudio de la alta sociedad británica, como lo hicieran ya con "El sirviente", pero en esta ocasión tocando la soledad y vacio que se encuentra en sus vidas, pasando por el mundo universitario de la Unversidad de Oxford.
En la película aparentemente no sucede nada, un simple accidente, que es todo un símbolo del cambio que se produce en las vidas de los protagonistas.
Éstos se sienten como conmocionados por el accidente que se produce en su forma de actuar y de vivir. Todo el film está impregnado de produndidad trágica, de amargura y de vacío, porque en el fondo es cuanto poseen.
Eso da pie para que Joseph Losey haga un sólido filme basado en el apretado guion de Harold Pinter que con rígidas líneas, con trazado perfecto va estudiando a cada uno de los personajes.
Losey por su parte construye cine con mayúsculas, de auténtico sabor estético y de enrebersado estambre, tan complicado como las propias vidas de los personajes.
La cámara una y otra vez contrasta con la belleza formal, la dureza de las arístas del argumento, la exacta colocación, la elección del encuadre más bello y al mismo tiempo más inverosimil es un completo acierto para el logro total de la cinta.
A Losey, como maestro que es, se le permite el encuadre aparentemente inútil, el plano inservible insertado, por ejemplo de un cine que da majestuosa media vuelta en el agua mientras la góndola sigue su curso, majestuosamente, con su cargamento humano.
Losey parece no tener suerte con sus cintas en color, o tal vez equivoque el procedimiento cromático en cuanto a la técnica, pero tampoco en esta ocasión ha obtenido una buena fotografía en color, aunque esto aquí es lo de menos ante tan tamaña obra. Lo apuntábamos como simple curiosidad anecdótica.
Del cuadro de actores apenas si podemos poner reparos. Los dos actores favoritos de Losey, Dirk Bogarde y Stanley Baker están exactos en sus cometidos respectivos, sobre todo es asombroso cómo cambia este último en cada papel que interpreta al lado del maestro.
Lo que menos nos gusta, y raya muy bajo de las actuaciones de los dos anteriores, es Jacqueline Sassard que da más presencia física del papel que representa que una buena interpretación. Los demás secundan bien.