| Título: | EL ÚLTMO CONCIERTO |  |
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Tit. Orig.: |
A LATE QUARTET | |
| Nacionalidad: | EE.UU., 2012 | |
| Dirección: | YARON ZILBERMAN |  |
| Guión: |
SETH GROSSMAN, YARON ZILBERMAN |
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| Fotografía: |
FREDERICK ELMES |
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| Música |
ANGELO BADALAMENTI |
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| Interpretes: |
CHRISTOPHER WALKEN, PHILIP SEYMOUR HOFFMAN, CATHERINE KEENER, MARK IVANIR, IMOGEN POOTS, LIRAZ CHARHI, WALLACE SHAWN |
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| Censura: | AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS | |
| Duración: | 103 MINUTOS |
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Por JOSÉ MONTESINOS
Hay películas que antes de estrenarse ya se sabe que no van a tener un recorrido muy largo, comercialmente hablando. Así ocurre con “El último concierto” ya que la historia que narra está dirigida a un sector de público más culto y cosmopolita, que no suele ir demasiado al cine y cuando lo hace elige bien lo que ver.
Dentro de ese apartado podríamos enmarcar ésta, un drama acerca de un cuarteto de cuerda que lleva 25 años actuando en los escenarios y que un buen día ve cómo todo se le viene abajo.
El motivo del resquebrajamiento viene dado cuando uno de sus miembros, el más veterano, afronta el comienzo del Parkinson y anuncia a sus compañeros su intención de abandonar la formación.
Este es el detonante para que los egoísmos que cada uno de los otros componentes afloren y hagan romper el equilibrio que mantenían en sus vidas, tanto profesional como privada.
Se trata del primer largometraje dirigido por Yaron Zilberman, tras haber realizado su debut con un documental que no llegó a las pantallas españolas.
Para la ocasión también ha coescrito el guion junto a Seth Grossman, los cuales ofrecen un argumento lineal, con algún que otro altibajo o laguna en el transcurso de la narración, pero definiendo bien a cada uno de los protagonistas a los que mueven de forma interesante.
La historia de por sí no tiene demasiada enjundia pero los guionistas añaden a la trama central otras que van enredando un poco más la situación, saliendo los actores airosos del empeño, aunque la podían haber pulido algo mejor.
En el terreno directivo Zilberman maneja bien los tiempos, imprime un ritmo lento al discurrir de la trama, pero una historia así no podía contarse de otra manera.
El espectador se adentra bien en el film más por la fuerza interpretativa del reparto que por el mismo en sí.
Lo mejor sin duda son los cuatro actores, que manejan bien los tiempos, se comportan a la perfección y dan lo mejor de ellos mismos.
Philip Seymour Hoffman, Catherine Keener, el menos conocido Mark Ivanir y Christopher Walken, son el alma sobre la que gira toda la cinta, haciendo unas formidables intervenciones, originando que el espectador se identifique con sus personajes.
Fotografía correcta de Frederick Elmes y una partitura musical clásica a cargo del veterano Angelo Badalamenti son otros puntos a destacar de una película que se deja ver con bastante agrado.
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