Título:	BLUE JASMINE
Tit. Orig.:	BLUE JASMINE
Nacionalidad:	EE.UU., 2013
Dirección:	WOODY ALLEN
Guión:	WOODY ALLEN
Fotografía:	JAVIER AGUIRRESAROBE
Música	Varios temas y canciones de jazz
Interpretes:	CATE BLANCHETT, ALEC BALDWIN, LOUIS C.K., BOBBY CANNAVALE, ANDREW DICE CLAY, SALLY HAWKINS, PETER SARSGAARD, MICHAEL STUHLBARG, TAMMY BLANCHARD
Censura:	NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 12 AÑOS
Duración:	98 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

      El aficionado al cine y en especial al de Woody Allen espera con ansiedad que cada año le ofrezca su nuevo producto que suele estrenarse por estas fechas de comienzo de la temporada.
 En la filmografía de Woody Allen, como todo el mundo sabe, hay dos facetas o géneros que suele tocar, el cómico y el dramático, generalmente sobre todo este último inspirado por sus maestros Federico Fellini e Ingmar Bergman.
 En los últimos tiempos, él que es un habitual de rodar en Nueva York, ha deambulado por ciudades europeas como Londres, París, Roma, Barcelona y sin embargo con 'Blue Jasmine' (2013) ha vuelto a su ciudad natal, Nueva York, aunque en este caso comparte escenario con San Francisco.
 En la primera vive Jasmine con su marido, un potentado de las finanzas, que se permite hacerle costosos regalos, que tiene una lujosa mansión y  al que aparentemente le van bien los negocios, hasta que un buen día toda esa parafrenalia se viene abajo, se arruina, es metido en prisión... y algo más, lo que origina que Jasmine tenga que recurrir a su olvidada hermanastra Ginger, que trabaja en San Francisco como cajera en un supermercado, tiene dos hijos, varios candidatos a marido y un modesto piso.
 La adaptación de Jasmine, una mujer rota, a su nueva vida le supone todo un mundo que le produce depresiones y estados de ánimos cambiantes debidos al nuevo ambiente en el que vive.
 Ella quiere volver a estudiar en la universidad, hacer decoración on line pero no sabe informática y al mismo tiempo necesita trabajar para ayudar a su hermanastra, ya que ambas son hijas de diferentes padres.
 En definitiva tiene que reinventarse de nuevo.
  Allen hace el contraste entre esos dos mundos, el rico y el pobre, en un montaje alternativo en paralelo, al mismo tiempo que va desarrollando la historia y nos va dando a conocer más acerca de los diferentes personajes que en ella intervienen.
 En la trama no falta una crítica a la actualidad, a la crisis económica que ha originado esas situaciones al límite, confeccionando este retrato lleno de sinceridad y al mismo tiempo de honestidad en el que los ricos también lloran, a veces.
 En esta ocasión ha dejado atrás sus ironías, sus achaques y miedos y no ha tenido compasión de sus personajes a los que fustiga y maltrata, contemplándolos con gran acidez en las situaciones en que los coloca, con un aire de futuro más bien agrio y pesimista al final de la historia en ese retrato que nos da no sólo de la protagonista sino también de la sociedad que la rodea.
 En el capítulo interpretativo se llevan la palma una excelente Cate Blanchet, para la que al parecer escribió el guion, a riesgo de que le dijera que no, tras verle en el personaje de Blanche DuBois en la obra teatral Un tranvía llamado deseo, de Tennessee Williams, que está de Oscar, pero no le va a la saga su hermana Ginger interpretada por una genial Sally Hawkins que es la otra cara de la moneda, llena de optimismo y sabiendo afrontar la vida que le ha tocado en suerte.
 El mejor Woody Allen ha vuelto y no solo a casa. 

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El aficionado al cine y en especial al de Woody Allen espera con ansiedad que cada año le ofrezca su nuevo producto que suele estrenarse por estas fechas de comienzo de la temporada.
 En la filmografía de Woody Allen, como todo el mundo sabe, hay dos facetas o géneros que suele tocar, el cómico y el dramático, generalmente sobre todo este último inspirado por sus maestros Federico Fellini e Ingmar Bergman.
 En los últimos tiempos, él que es un habitual de rodar en Nueva York, ha deambulado por ciudades europeas como Londres, París, Roma, Barcelona y sin embargo con 'Blue Jasmine' (2013) ha vuelto a su ciudad natal, Nueva York, aunque en este caso comparte escenario con San Francisco.
 En la primera vive Jasmine con su marido, un potentado de las finanzas, que se permite hacerle costosos regalos, que tiene una lujosa mansión y  al que aparentemente le van bien los negocios, hasta que un buen día toda esa parafrenalia se viene abajo, se arruina, es metido en prisión... y algo más, lo que origina que Jasmine tenga que recurrir a su olvidada hermanastra Ginger, que trabaja en San Francisco como cajera en un supermercado, tiene dos hijos, varios candidatos a marido y un modesto piso.
 La adaptación de Jasmine, una mujer rota, a su nueva vida le supone todo un mundo que le produce depresiones y estados de ánimos cambiantes debidos al nuevo ambiente en el que vive.
 Ella quiere volver a estudiar en la universidad, hacer decoración on line pero no sabe informática y al mismo tiempo necesita trabajar para ayudar a su hermanastra, ya que ambas son hijas de diferentes padres.
 En definitiva tiene que reinventarse de nuevo.
 Allen hace el contraste entre esos dos mundos, el rico y el pobre, en un montaje alternativo en paralelo, al mismo tiempo que va desarrollando la historia y nos va dando a conocer más acerca de los diferentes personajes que en ella intervienen.
 En la trama no falta una crítica a la actualidad, a la crisis económica que ha originado esas situaciones al límite, confeccionando este retrato lleno de sinceridad y al mismo tiempo de honestidad en el que los ricos también lloran, a veces.
 En esta ocasión ha dejado atrás sus ironías, sus achaques y miedos y no ha tenido compasión de sus personajes a los que fustiga y maltrata, contemplándolos con gran acidez en las situaciones en que los coloca, con un aire de futuro más bien agrio y pesimista al final de la historia en ese retrato que nos da no sólo de la protagonista sino también de la sociedad que la rodea.
 En el capítulo interpretativo se llevan la palma una excelente Cate Blanchet, para la que al parecer escribió el guion, a riesgo de que le dijera que no, tras verle en el personaje de Blanche DuBois en la obra teatral 'Un tranvía llamado deseo', de Tennessee Williams, que está de Oscar, pero no le va a la saga su hermana Ginger interpretada por una genial Sally Hawkins que es la otra cara de la moneda, llena de optimismo y sabiendo afrontar la vida que le ha tocado en suerte.
 El mejor Woody Allen ha vuelto y no solo a casa.