Título: | EL MUDO | |
Tit. Orig.: |
EL MUDO | |
Nacionalidad: | PERÚ, MÉXICO, FRANCIA, 2013 | |
Dirección: | DANIEL VEGA VIDAL, DIEGO VEGA VIDAL | |
Guión: |
MANUEL ARIAS, DANIEL VEGA VIDA, DIEGO VEGA VIDAL |
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Fotografía: |
FERGÁN CHÁVEZ-FERRER |
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Música |
ÓSCAR CAMACHO, EDUARDO RODRÍGUEZ DÁVILA |
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Interpretes: |
FERNANDO BACILIO, LIDIA RODRÍGUEZ, JUAN LUIS MALDONADO, AUGUSTO VARILLAS, JOSÉ LUIS GÓMEZ, NORKA RAMÍREZ, ERNESTO RÁEZ |
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Censura: | Pendiente de calificación del Ministerio de Cultura | |
Duración: |
86 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Ambos hermanos se licenciaron en cine, Diego estudió Economía en Madrid y posteriormente en la Escuela de cine y TV de San Antonio de los Baños, en Cuba, y Daniel lo hizo en la Universidad Carlos III. Juntos debutaron en el cine y tras realizar el corto 'Interior bajo izquierda' (2008) pasaron al largometraje dirigiendo 'Octubre' (2010) que estuvo presente en Cannes y en el Festival de cine Iberoamericano de Huelva 2011, como ahora lo hace 'El mudo' (2013) su segundo largo, con el que Fernando Bacilio ganó el premio al mejor actor en el Festival de cine de Locarno 2013.
Cuenta la historia de Constantino Zegarra, un juez peruano que piensa que quiere eliminarlo algún familiar de los muchos delincuentes que él ha enviado a prisión.
Un día debido a un disparo perdido que le roza la garganta mientras regresa en su coche de vuelta de su puesto de trabajo, se queda mudo.
Es un auténtico justiciero que vive obsesionado con su profesión, ya que su madre al igual que él también fue juez, en una ciudad como Lima donde abunda la violencia callejera y la corrupción, algo con lo que se muestra realmente de forma implacable.
Tras ser trasladado a otra ciudad sin embargo se empeña en averiguar, con la ayuda de un policía, quién o quiénes fueron los autores de los disparos que le dejaron sin habla.
A pesar de que el gobierno peruano quiere acabar con los sicarios en el país, sin embargo lejos de disminuir la delincuencia ha aumentado, algo que de alguna manera quiere denunciar este film.
La frase "Tiempo que pasa, la verdad que huye", que se puede leer en un cartel en los juzgados, hace alusión a la lentitud de la justicia que a veces por su demora en aplicarla hace que los delincuentes escapen a la misma.
El guion, que se basa en hechos sucedidos, con los que conformaron la ficción de esta historia, no se esfuerza demasiado en clarificar la investigación que llevan a cabo el juez y el policía, por lo que nos quedamos sin saber quién fue el autor de los disparos que le dejaron en ese estado, como tampoco lo que significa el final de la cinta, que puede tener una doble interpretación, de muerte o de ensoñación, en el mejor de los casos, pues en esa ambigüedad quisieron dejarlo los directores.
Esta modesta película fue rodada en tan sólo cuatro semanas, con un trabajo interesante de Fernando Bacilio por la dificultad que entraña su papel al tener que interpretar casi todo el metraje sin pronunciar ni una palabra a partir de quedarse sin habla.
Una dirección correcta de los dos hermanos realizadores que tratan de destacar más el tema social que el político, así como el cinismo, la corrupción y la mentira, convirtiéndose el film en toda una metáfora.