Título: | UN MUNDO PERFECTO | |
Tit. Orig.: |
A PERFECT WORLD | |
Nacionalidad: | EE.UU., 1993 | |
Dirección: | CLINT EASTWOOD | |
Guión: |
JOHN LEE HANCOCK |
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Fotografía: |
JACK N. GREEN |
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Música |
LENNIE NIEHAUS |
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Interpretes: |
KEVIN COSTNER, CLINT EASTWOOD, LAURA DERN, T. J. LOWTHER, LEO BURMESTER, PAUL HEWITT, KEITH SZARABAJKA, BRADLEY WHITFORD |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 18 AÑOS | |
Duración: |
137 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
No siempre el cine de Hollywood hace justicia con sus artistas, pero a veces sabe rectificar, como ha ocurrido en esta ocasión con Clint Eastwood, un actor que tuvo que emigrar a Europa, convertirse en pistolero a la órdenes de Sergio Leone, para adquirir cierta fama y a partir de ahí el cine americano comenzó a ofrecerle papeles en sus films del oeste y policiacos.
Pero el actor tenía otras inquietudes y a poco que pudo se colocó detrás de una cámara para dirigir sus propias películas, que iban en la misma línea de los thryllers o los westerns que antes interpretaba por nuestras tierras.
En los últimos años se ha comenzado a reconocer la valía de Eastwood en su doble faceta, de actor, que no ha abandonado, y de director, con cintas como 'Sin perdón' (1992), En la línea de fuego (1993) y ahora con 'Un mundo perfecto' (1993).
Es la historia de un hombre que cumple una condena de 40 años por haber cometido un atraco a mano armada. Se evade de la prisión y en su huida rapta a un niño como rehén.
En su persecución sale el mismo sheriff que en su día lo atrapó de pequeño por robar un coche y convenció al juez para que le metiera en la cárcel, apartartándole así del mal ambiente familiar que tenía en su propia casa, pero se equivocó.
La prisión lo único que hizo fue convertirle en un delincuente profesional y servirle de auténtica escuela del delito.
Por su parte el pequeño rehén de ocho años también tiene sus problemas. Su madre pertenece a la secta de los Testigos de Jehová y su religión no le permite poder asistir a fiestas ni divertirse como un niño normal.
Para colmo es huérfano de padre y encuentra en el delincuente, que siente debilidad por los niños, al padre que no tiene, pasando así del miedo a la admiración, a lo que contribuye la confianza que el criminal le da y la libertad que no ha podido disfrutar hasta ahora en su encorsetada familia.
El inteligente guion de John Lee Hancock establece la ambigüedad necesaria en los personajes como para no delimitar claramente
donde está la barrera del bien y del mal en cada uno de ellos. Porque si por su parte el delincuente está bien definido, hasta qué punto es culpable ante una sociedad que no ha sabido recuperarlo, sino todo los contrario, hundirlo en el delito.
Por otro lado el policía también se siente en cierto modo culpable, de que llegara a esa situación en que se encuentra al meterle en la cárcel de pequeño.
Clint Eastwood se reservó este papel para él cuando tuviera la edad necesaria para interpretarlo, lo que hace a la perfección, al mismo tiempo que saca un extraordinario partido de Kevin Costner en un personaje que es la otra cara de los que estaba acostumbrado a encarnar hasta ahora y que valientemente se ha atrevido a cambiar de imagen.
El pequeño, actor T. J. Lowther se comporta de manera extraordinaria en sus reacciones de un niño en sus circunstancias, tanto familiares como en su huida con el delincuente.
La puesta en escena adquiere perfiles de gran dureza en algunos momentos, avanzando a un final implacable, que se ve venir, pero que al mismo tiempo va desvelando determinadas sorpresas del relato introduciendo, oportunamente, momentos de gran tensión, mientras que en otros instantes la violencia se ve dulcificada por una extraordinaria ternura.
Una vez más Eastwood deja entrever su afición a la música country en la banda sonora de Lennie Niehaus, compositor habitual de sus últimas películas.
En definitiva, un film que demuestra la madurez de un artista, Clint Eastwood, y de un actor, Kevin Costner, lo que lo hace doblemente interesante.