Título: | CIUDAD DE DIOS | |
Tit. Orig.: |
CIDADE DE DEUS | |
Nacionalidad: | BRASIL, 2002 | |
Dirección: | FERNANDO MEIRELLES | |
Guión: |
BRÁULIO MANTOVANI. Basado en la novela escrita por PAULO LINS |
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Fotografía: |
CÉSAR CHARLONE |
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Música |
ANTONIO PINTO, ED CORTES |
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Interpretes: |
MATHEUS NACHTERGAELE, SEU JORGE, ALEXANDRE RODRIGUES, LEANDRO FIRMINO DA HORA, PHELIPE HAAGENSEN, DOUGLAS SILVA, ROBERTA RODRIGUEZ SILVIA |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 18 AÑOS | |
Duración: |
129 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
El cine brasileño, que tan interesantes títulos dio al final de los años sesenta con el llamado novo cinema brasileiro, había casi desaparecido al comienzo de los noventa y parece que vuelve a levantar cabeza con títulos como 'Estación Central de Brasil' (1998), de Walter Sales, y ahora 'Ciudad de Dios' (2002), de Fernando Meirelles codirigida con Katia Lund.
Se basa en la novela de Paulo Lins, publicada en 1997, que ha sido un éxito editorial, donde cuenta sus propias experiencias vividas en Cidade de Deus, barrio marginal de Río de Janeiro, constituido por favelas, donde impera el narcotráfico, la violencia y la muerte, a veces en connivencia con la policía.
La película tiene un protagonista, Buscapé, un niño que sueña con ser fotógrafo y salir de allí, mientras que su amigo Dadinho se convierte a los 18 años en Ze Pequeño y llega a ser el criminal más respetado del barrio.
Abarca varias décadas y a lo largo de ellas va evolucionando la delincuencia, conformándose primero con robar butano, pasando luego a asaltar moteles y matar y finalmente a fumar yerba, esnifar y vender cocaína, que es un negocio más productivo.
Todo sin miedo a la muerte, manejando pistolas desde pocos años y con un total desprecio a la vida humana, pensando que cuando se llega a matar se es un hombre.
El soberbio guion, que adopta forma de thriller, tiene una estructura circular con un flash-back inicial.
Define de un trazo a los personajes y es un retrato coral de la miseria y de la violencia, de la guerra que asoló el barrio durante dos décadas.
Denuncia lo que la mayoría de los habitantes de Río desconocen: la situación en que viven esas personas rodeadas de muerte, injusticia, corrupción policial en la pobreza de las favelas.
Meirelles dota la cinta de un lenguaje rabiosamente moderno con una cámara ágil y cuenta a buen ritmo las historias expuesta en unas imágenes de gran dureza, pero sin recrearse en la violencia, situando la cámara lejos, eludiéndola a veces, sin hacer espectáculo y haciendo que el espectador la imagine y reflexione, lo cual es más duro.
La puesta en imágenes contrasta con la pobreza que muestra.
Es la película brasileña más taquillera de los últimos quince años, sorprendiendo en el Festival de cine de Cannes y también en el de San Sebastián, nominada a cuatro Oscar, a los Globos de Oro como mejor film en lengua no inglesa, ganó el Bafta al mejor montaje, dos premio India Catalina en el Festival de Cartagena, nueve premio en el Festival de La Habana y así hasta un total de 57 premios internacionales.