Título:	LA JAULA DORADA
Tit. Orig.:	LA CAGE DORÉE
Nacionalidad:	FRANCIA, 2012
Dirección:	RUBEN ALVES
Guión:	RUBEN ALVES, JEAN-ANDRÉ YERLES, HUGO GÉLIN. Basados en una idea original de RUBEN ALVES, LUC-OLIVIER VEUVE
Fotografía:	ANDRÉ SZANKOWSKI
Música	RODRIGO LEAO
Interpretes:	JOAQUIM DE ALMEIDA, RITA BLANCO, ROLAND GIRAUD, LANNICK GAUTRY, BARBARA CABRITA, MARIA VIEIRA, SERGIO DA SILVA, NICOLE CROISILLE, ALEX ALVES PEREIRA
Censura:	AUTORIZADA PARA TODOS LOS PÚBLICOS
Duración:	90 MINUTOS

 Por  PACO CASADO

       En Francia, un matrimonio de raíces portuguesas, dedica sus esfuerzos, desde hace treinta años, a su integración en su nuevo país a base de trabajar duramente.
 María es la portera de un importante edificio y José Ribeiro un estupendo jefe de obras de una empresa constructora. Tienen dos hijos, Paula que ronda los 30 años y Pedro los 20.
 Ambos son muy apreciados en el elegante barrio donde residen y trabajan, y también por la comunidad de vecinos, que los explotan, por los muchos favores que les piden que les hagan, por lo que no quieren que se vayan, como tampoco el jefe de la empresa de José al que le ayuda a conseguir bastantes contratos por lo bien que trabaja.
 Una encantadora pareja, muy serviciales ambos, y siempre dispuestos a hacer un favor a todo aquel que se lo pida.
 Pero cuando reciben inesperadamente la comunicación de una sustanciosa herencia, que les obliga a vivir en Portugal si quieren cobrarla, le surgirán las dudas.
 Es entonces cuando aquellos a los que sirven se dan cuenta de lo que perderían si se marchan, por lo que tratan de ponerles todas la trabas posibles en su camino para que eso no suceda.
 El actor Ruben Alves, de origen portugués aunque nacido en Francia, ya que sus padres huyeron de la pobreza y del fascismo luso a la edad de 18 años, hace con 'La jaula dorada' su debut en la dirección de un largometraje con el que tributa un pequeño homenaje al país de sus progenitores con este pequeño poema.
 La historia le surgió al contemplar en la televisión las declaraciones de una portera portuguesa en Francia, que coincide con la profesión de su madre, mientras que su padre trabajaba en la construcción, aunque no quería hacer una película autobiográfica.
 El film trata, con un tono desenfadado, el tema de la inmigración, la identidad cultural, la gastronomía portuguesa, la importancia de la familia y de las raíces, sin caer en la caricatura, aunque tiene momentos de comedia que son divertidos y otros con cierta ternura, ya que no se centra sólo en la historia principal sino que también confluyen otras paralelas como la de la hermana de ella, el enamoramiento de Paula y las correrías de Pedro.
 Hay momentos en que recuerda a la cinta 'Las chicas de la sexta planta' (2010), de Philippe Le Guay que interpretaba Carmen Maura.
 Tiene un guion humilde, sin mucha ambición pero interesante, que lleva muy bien todas las acciones al unísono, ayudado por el buen elenco de actores portugueses y franceses, que aportan a sus personajes el buen sentido del humor, con una dirección sencilla.
 En este aspecto resulta una película divertida en la que contrasta la bonomía del matrimonio portugués tan adicto al trabajo y tan agradecido a aquellos que les pagan frente al egoísmo o la ambición de los señores a los que sirven que van a lo suyo sin tener en cuenta los intereses de los demás.
 En el film se defiende la cultura del esfuerso en el trabajo y el intercambio cultural, aunque algunos de los personajes no sean muy cultos confundiendo las palabras o la política del país luso.
 Una comedia costumbrista fresca y amable, sin mucho ritmo, pero con el suficiente humor como para hacer pasar un buen rato.
 Entre sus logros cuenta el haber ganado el Premio del público en la pasada edición de los del cine europeo y la nominación al César a la mejor ópera prima.

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 Producida por Carlos Reygada, Carlos Serrano Azcona, Jaime Rosales y Jaime Romandía, hace su ópera prima el guionista y director madrileño Carlos Serrano Azcona, que fue ayudante de dirección de Carlos Reygada en su primer largometraje, Japón.
Antes estudió Filosofía en la Universidad Complutense y dirección en la London Film School, pero poco aprovecharía el tiempo a juzgar por los resultados de su ópera prima.
 A la vista de quienes son los productores, del estilo de cine que suelen hacer, de la ayudantía de dirección con el que aprendió, no es de extrañar que el cine que lleva a cabo en su primera película este individuo sea exactamente igual que el de sus próceres, con las mismas características, de aburrido, de sin sentido, de sin argumento y de sin idea de lo que es el lenguaje cinematográfico en su afán de innovar o de epatar, siempre con la cámara a mano y pegada a la nuca del protagonista que deambula por las discotecas y las calles de noche, de día o duerme en un banco, sin la más mínima elipsis de tiempo.
 El protagonista se ha divorciado de su mujer pero quiere ver a sus hijas, cosa que tiene prohibido por ley y a pesar de ello se empeña en hacerlo. Ha trabajado fugazmente en la discoteca de un amigo pero es expulsado a las primeras de cambio y se vuelve a quedar en la calle sin nada que hacer. Termina acercándose a ver a su abogado que le vuelve a decir que no haga nada y acaba por querer tirarse de un puente y ahí se corta la historia, si es que a eso se le puede llamar así, que está mejor contada en estas cuatro líneas que en las insoportables imágenes de esto ya que no nos atrevemos a llamarle película.
 Esta misma técnica en las cintas de Reygada es aburrida, se ve crecer la hierba, observar íntegro un amanecer o una puesta de sol, pero al menos tiene una belleza que aquí no hay por ningún lado. Y se ponga como se ponga el director y sus patrocinadores esto es anticine, anticomercial y dudamos que encuentre quien lo estrene. Pasó por el Festival de San Sebastián en una de las secciones paralelas, que es donde se ha llegado a exhibir y los pocos que la vieron salieron echando pestes.